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Entrevista trocada a López Nieves

Argel Calcines
Opus Habana, La Habana, Cuba


Luis López Nieves quiso matar a Julio Cortázar… literariamente. Aprovechó que el gran escritor argentino dictaba conferencias a un auditorio de jóvenes en la Universidad de Columbia (Nueva York) para cometer el atentado. Desmarcándose del resto de los oyentes, alzó el manojo de cuartillas y apuntó al autor de Rayuela, quien no tuvo tiempo de reaccionar para evitar el embate.

El escritor puertorriqueño Luis López Nieves en la Plaza Vieja de La Habana, Cuba.
El escritor puertorriqueño Luis López Nieves
en la Plaza Vieja de La Habana, Cuba.

«Estoy en el triste deber de asesinarlo, de lo contrario nunca podré ser yo mismo», recuerda que le había escrito lapidariamente. Y, para rematarlo, junto a la carta «homicida», López Nieves le descerrajó un cuento inédito que «ya ni me acuerdo de qué se trataba, pero que era cortazariano sin remedio».

El hoy internacionalmente reconocido narrador puertorriqueño cuenta la anécdota al término de una mañana en que recorrió el Centro Histórico habanero, luego de sostener un breve encuentro con el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler. Ambos evocaron a don Ricardo Alegría, el restaurador del viejo San Juan.

López Nieves asistía como invitado a la XIX Feria Internacional del Libro por la CasaEditora Abril para presentar la edición cubana de El corazón de Voltaire, novela con la que en 2005 ganó por segunda ocasión el Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña (Premio Nacional de Literatura).

La primera vez fue por La verdadera muerte de Juan Ponce, una recopilación de relatos entre los cuales se encuentra El conde de Ovando, antologado por Seymour Menton en El cuento hispanoamericano (Fondo de Cultura Económica, México, Séptima Edición, 2003).

La acción de esa pieza maestra ocurre en el siglo XVI y, al decir del prestigioso crítico norteamericano, «además de plasmar una visión totalizante del espacio colonial, que incluye las calles del viejo San Juan, hay algo que crea la impresión de que se trata de una parodia de la narrativa histórica del siglo diecinueve».

López Nieves parece corroborarlo cuando, con mucha calma, escucha mis comentarios sobre el drama de sus protagonistas (el Conde y su hija doña Isabel), el cual –le digo– también hubiera podido ambientarse en La Habana Vieja. Me responde:

–Camino por el Viejo San Juan cada vez que puedo, y para mí es un viaje a la historia. De hecho, he leído más historia que literatura… Me imagino que no están las cosas modernas; trato de visualizar cómo era la vida. Y lo mismo me sucedió aquí en 2008, y ahora, en este instante: imagino a las mujeres caminando con los parasoles, en coches de caballos; los esclavos caminando, sin luz eléctrica… El pasado es tan importante: el que no sabe de dónde viene, no sabe para dónde puede ir. Creo que la labor de rescate de La Habana Vieja es realmente admirable, y presenciarla me fascina…

Su irrupción en el ambiente literario se produjo espectacularmente en 1984 cuando publicó Seva, un relato de historia-ficción que todavía suscita polémicas: ya sea por su hibridez como género, al confundir las formaciones discursivas del periodismo, la historia y la literatura; ya sea por el significado de su contenido, pues, al subvertir la historia oficial de la invasión norteamericana a Puerto Rico, creó un mito épico que removió emocionalmente a quienes pujan por una identidad nacional en ese Estado Libre Asociado.

Porque Seva es un pueblo que jamás existió, pero cuyos pobladores fueron masacrados en 1898 tras rechazar heroicamente al ejército estadounidense. Dos meses después, las tropas desembarcaban oficialmente por Guánica. ¿Estaba consciente López Nieves de que inauguraba el nuevo género de la «historia trocada»? Y si es así, ¿sigue vigente en el resto de su obra?

–En Estados Unidos se ha puesto de moda algo que llaman historia alterna. Es ese tipo de novela en la que los Estados del Sur ganaron la Guerra de Secesión, en que Hitler ganó la Segunda Guerra Mundial… Pero lo que yo hago no es eso. En mis libros trueco el curso de la historia, pero el resultado queda igual… Así sucede desde Seva hasta El corazón de Voltaire. Cuando digo que en Puerto Rico hubo una primera invasión, todavía hay gente que lo cree… O sea, yo muestro una posible alternativa a la historia, pero de tal forma que es muy creíble. Pero el que mejor define eso es Rafael Grillo…

En efecto, quizás la opinión más convincente sobre la obra del puertorriqueño sea la del crítico y narrador cubano, editor de El Caimán Barbudo. En su artículo «Las extrañas ucronías de Luis López Nieves. O la verdadera “subversión”», publicado en esa revista, Grillo define que la lucidez de López Nieves «radica en invitarnos a reflexionar que ¡todo pudo haber ocurrido de un modo completamente diferente a lo que se nos ha contado y, aun así, continuaríamos habitando la misma realidad que hoy vivimos! Dicho en términos gatopardescos: “Toda la Historia pasada podría cambiarse, y el presente seguiría igual”».

Pero… y los historiadores, ¿tuvo usted problemas con los historiadores?, pregunto a López Nieves con la venia del propio Grillo, quien nos acompaña en este recorrido.

–Bueno, con Seva algunos se molestaron muchísimo, pero fueron realmente los tontos, porque la mayoría entendió la broma y la disfrutó y la gozó, como demuestra el documental Seva vive, que evoca aquellos momentos. Pero sí, claro, hubo dos o tres que hicieron el ridículo… Sentían como que yo los había humillado, que había osado jugar con la puertorriqueñidad… ¡Pero si ese libro es una elegía a la puertorriqueñidad!

Y añade, luego de una pausa:

–Yo sentía que necesitaba oponerme a esa visión peyorativa de que lo hispano es secundario, que lo gringo es lo mejor… Ya estaba cansado de eso, y me dije: No sé si será cierto, pero lo estoy escribiendo. Quiero darle al lector por lo menos diez minutos para que se lo crea. Y eso es lo que ahora los críticos llaman la «historia añorada», y la razón por la cual mucha gente se niega a creer que Seva no sea cierto.

–¿Y cuál fue el motivo para escribir El corazón de Voltaire?

–Sentía la necesidad de romper con el criollismo; estaba agotado de sólo abordar temas nacionales, locales…, metido en ese afán de la búsqueda de la identidad. Y de pronto resulta que Voltaire es puertorriqueño también, porque Francia fue la capital intelectual cuando América Latina decide independizarse de España. Siento que ello es parte de nuestra tradición occidental, de nuestra formación intelectual. Entonces me dije: ¿por qué no?, y decidí probar. En Puerto Rico me han tildado de atrevido, pero algunos críticos franceses han creído que mi novela fue escrita por un francés.

–¿Tal vez porque se ha ceñido al correo electrónico?

–Siempre me ha fascinado el género epistolar. Primero, porque detesto la literatura llena de descripciones absurdas… La carta te permite ir directamante al grano. Por eso Seva es epistolar; en mi segundo libro, Escribir para Rafa, hay un cuento epistolar, y en el tercero, La verdadera muerte de Juan Ponce de León, hay otro. Ocurre que empecé El corazón de Voltaire como carta y, cuando iba por la página 40, más o menos, un día tuve esta revelación: Ahora ya no escribo cartas, sino que hago todo por correo electrónico; déjame experimentar. Y cambié, y cuando iba ya por la página 100 me entró como una euforia, pues me dije: Creo que estoy haciendo algo nuevo. Y me puse la meta de escribir toda la novela en correos electrónicos, sin hacer ninguna aclaración en prosa, por lo que tenía que diferenciar las voces de los protagonistas. Y así, pues, parece que inventé un género nuevo…, digo, según los críticos.

¿Qué pensaría Cortázar de su trayectoria? O mejor: ¿pudo haber leído Seva el gran escritor argentino, teniendo en cuenta que falleció en París en 1984, el mismo año en que ese cuento apareció ya como libro, después de publicarse por entregas en el semanario Claridad?

Ninguna de las dos preguntas anteriores las acerté a formular luego de que López Nieves concluyera de manera inusitada su anécdota cortazariana: el milagro ocurrió cuando aquel gigante volvió al púlpito académico y, oteando tímidamente el gentío con sus ojos de venado, reconoció al estudiante que había osado ultimarlo.

«No, joven, no hace falta que me mate literariamente. Su cuento me ha gustado y tiene usted la posibilidad de encontrarse a sí mismo sin ser un “asesino”», cuenta el autor de El corazón de Voltaire que le dijo Cortázar.

Y aunque esta entrevista estuviese trocada, lo cierto es que el presente siguió igual: Luis López Nieves presentó la edición cubana de esa novela en la XIX Fe-ria Internacional del Libro de La Habana y los lectores cubanos le estamos muy agradecidos.

FIN


Versión original


“Entrevista trocada a López Nieves”, Argel Calcines, Opus Habana, La Habana, Cuba, Volumen XIII No.1 Feb-Jul 2010, p.11.


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