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La verdad en El silencio de Galileo

María de Lourdes Acevedo


Una vez más Luis López Nieves se da a la tarea de re-inventar la Historia en su nueva novela El silencio de Galileo. Una vez más la población de googuelianos correrá a buscar en el Internet cada nombre para corroborar si existe el evento histórico que menciona para darnos cuenta que aunque los personajes existen (algunos de ellos), la Historia ya está escrita. Luis López Nieves se dedica a re-escribir esa Historia y la convierte en algo novelesco con elementos muy particulares de su imaginación y estilo de escribir.

Si mencionamos la estructura de esta novela encontraremos que en El silencio de Galileo se utiliza la fragmentación, la técnica del microcuento, la novela histórica, la novela detectivesca, la epístola. Todas desarrolladas por medio de correos electrónicos.

El autor nos relata de la forma que Ysabeau de Vassy se compromete a buscar el linaje y a probar con hechos concretos quién inventó el telescopio, de acuerdo a lo solicitado por su amiga Monique D’Avignon.   La disputa de la invención del telescopio está entre alemanes, holandeses e italianos. Esta trama se desarrollará por correos electrónicos, como mencioné anteriormente, y esta técnica es la que ayuda a darle voz propia a los personajes. Será el lector quien construya los capítulos y construya, además, esa tercera voz que se omite y que conocemos convencionalmente en las novelas como el narrador.

Esta técnica de los correos electrónico lleva también al lector a la parte temporal de la novela. Tema que merece un trato especial en las obras de López Nieves. El tiempo parece estar en un pasado cercano como lo es el año 2007, pero la manera de muchos de estos personajes pensar e interactuar dan la impresión de estar congelados en el tiempo. Un ejemplo de esto es el personaje de Giulia Marcerano, que aún vive con el pensamiento de que hay que mandar a la hoguera a todo el que piense diferente de la Iglesia. Este personaje es el perfecto inquisidor de hace 400 años atrás. Es una muestra más de lo alineados que viven los personajes de esta novela.

Lo mismo sucede cuando Ysabeau entra al laboratorio de Galileo. La impresión es que todo está detenido. Aún el cerebro del último Galilei se encuentra en silencio y suspendido en la nada en un cuarto contiguo. Si estableciéramos paralelos entre personajes se diría que lo mismo sucede con el padre de Monique, quien está sumido en la nada cerebral sin poder hablar u opinar sobre las decisiones de Monique. Esta parte de la novela es comparable con la descripción del último de los Buendía en Cien años de soledad donde describe que al último de los Buendía se lo estaban comiendo las hormigas. Es la misma sensación de distancia en el silencio del último de los Galilei, silencio que se puede también traducir en soledad de 400 años.

En lo temporal también entran como ejemplo las líneas de asunto. Las oraciones de estos asuntos tienen su valor propio, aunque también tienen que ver con lo escrito en el texto. Ejemplo de esto es el 4 de julio, su línea de asunto es ¡Socorro! y más acertada, el 25 de julio- Detrás de la puerta. Son las cuatro condiciones que le da Livia Galilei a Ysabeu. En estas dos fechas los puertorriqueños, al igual que la protagonista de El silencio de Galileo, hemos entendido que nada se da de gratis.

Hay temas variados como para hacer un estudio más cuidadoso de esta obra. Entre ellos se encuentran la locura, la obsesión frente a algo que queremos desmesuradamente, la cacofonía en los nombres, la gran cantidad de personajes que aparecen entre los correos electrónicos (o sólo son mencionados, pero hacen función de personajes), la docilidad con que Zacarías se comporta con el parlamentario de las patentes comparable a la posición que tiene que adoptar Galileo frente a la inquisición cuando se retracta de su Teoría Heliocéntrica, el equipo digital donde los bolígrafos y las cámaras terminan copiando hasta los diálogos hablados cuatro siglos atrás, la técnica de persuasión de Ysabeau, el aspecto femenino de la novela y las paradojas temporales y étnicas (tenemos unas europeas y europeos que son terriblemente puertorriqueñas y puertorriqueños).

Aunque existe una gran variedad de temas que se pueden discutir, el de más peso, a mi entender, es el del silencio. En este silencio hay dos condiciones más que López Nieves utiliza para brindarnos la tesis que siempre ha propuesto en la mayor parte de su obra. ¿Dónde está la verdad? ¿A qué verdad se refieren los libros de historia? ¿Son datos basados en datos justos y reales o aparecen manipulados a favor para quien ordena escribirlos? Esto aplica hasta nuestros días. Un ejemplo de muchos que se pueden mencionar es el 23 de septiembre del año que se le da muerte a Filiberto Ojeda Ríos que aún permanece sin estar claro qué sucedió, la razón por qué escogieron esa fecha cuando se pudo hacer en otro día, y la peor de todas, por qué matar a una persona que se encontraba en completa desventaja a todo el personal del FBI que se movilizó ese día. La pregunta obligada es si dentro de 400 años estos datos se alterarán o se contarán tal cual ocurrieron en vista de que aún no prospera ninguna investigación. Nadie tiene por un hecho concreto qué sucedió. Para algunos será secreto y para otros terminará en silencio.

Es por esto que el silencio a través de la Historia prevalece y las razones para que históricamente el silencio continúe pueden ser varias, todo depende a quien va dirigida la historia escrita. Llevará la Historia siempre la doble versión. Es en esta doble versión que entran los secretos. Si controlo los datos quiere decir que entonces yo tengo un secreto que no he revelado y por tanto yo puedo controlar ese hecho para bien o para mal. Ejemplo de esto es las cartas que Ysabeau encuentra de su amiga Monique donde el linaje de los Avignon con los Galilei es por un hijo bastardo. Monique reacciona airada ante la noticia e Ysabeau utiliza muy bien el secreto para manipularlo a su antojo y controlar así su deseo de adquirir los archivos de Galileo.

Así que lo secreto y el modo en que se revelan estarán manipulados por algo o alguien para así lograr el control, lo único que con el pasar del tiempo se puede corroborar es el trabajo que esa persona haya realizado. En el caso de Galileo, su mayor legado está en la forma que él pudo conservarse para el bien de su trabajo y así continuar la Teoría Heliocéntrica gracias a su silencio. Si la razón fue el usar el telescopio como arma bélica por causa de su necesidad económica es un dato que nadie puede dar por preciso y que a la luz de nuestros días es difícil de juzgar. Se tendría en este caso que comparar a Galileo con Einstein (reconociendo que fue Galileo el primero en formular el principio de la relatividad), quien también su Teoría de la Relatividad revolucionó el mundo y también se utilizó su teoría para usos bélicos aunque no era la finalidad de Einstein como tampoco hace 400 años fue la de Galileo.

El control, sin embargo, tiene diferentes tonos en la novela. Está el control que ejercen las autoridades en el presente inmediato de los personajes (Ejemplo de esto es cuando apresan a Ysabeau) y está el control que también ejercen las autoridades en el pasado. En ambos se entremezclan los tiempos y nos parece que el odio al holandés es el mismo odio que lleva a María Viviana Benítez a escribir la obra de teatro La Cruz del Morro donde se resalta el valor del puertorriqueño frente a los holandeses. Desde ese tiempo se acuñó la frase “cuida’o que ahí viene el holandés”, es parte del juego temporal que existe a través de toda la novela.

Otro control es el que Ysabeau ejerce sobre Roland (pobre Marie) y sus amigos inmediatos. Es también exagerada la forma que Ysabeau y Monique ejercen estos controles sobre los otros y aún sobre ellas mismas en su amistad. Sobre todo en aquellos que ellas entienden son subalternos. Se aprecia que es Monique quien controla al principio, pero una vez Ysabeau se da cuenta de todas las armas que tiene a su favor, el juego de control cambia y se comporta hasta como un general de ejército cuando habla de los investigadores (googulianos todos) que le presta la fundación.

El otro control interesante es el de padres e hijas. Monique sabe que su padre yace en una cama con una muerte cerebral que ella no acepta. Se le ocurre el buscar un linaje y quién inventó el telescopio ya cuando su padre no tiene poder sobre ella. Así que vemos una Monique alineada completamente de la realidad, acusa a los demás de imbéciles o incompetentes y no se ha dado cuenta de su condición de hija controlada.

Ysabeau por su parte tiene un padre que intenta controlar lo que hace y termina controlado por su hija. Ella ha cometido el peor de los fraudes sólo por conseguir lo que desea sin tener que cumplir las condiciones, (condiciones producto de una mente igual de alineada), que le da Livia Galilei. Existe su madre, pero lo sabemos por referencia porque ni importancia le brinda. Su padre es un útil que le llamará cuando así lo necesite. En fin, no muestra tener pizca de consciencia historiadora y va dirigida sólo al prestigio de su trabajo y su persona.

En la oración “He dedicado toda mi vida a buscar la verdad histórica, pero me tomé esta pequeña licencia para escribir la historia que me conviene.” Desgarra como zarpazo de felino al que lee, porque exactamente, a través de la Historia de la Humanidad, estas licencias que habla Ysabeau son las que se han utilizado para controlar los datos que llegan a la gente. La licencia histórica de este personaje sabemos es ficción y una vez más López Nieves echa mano de la ficción para presentarnos cómo se controla el diario vivir tal cual lo expuse de ejemplo con el asesinato ocurrido un 23 de septiembre a Filiberto Ojeda Ríos. En realidad hay muchas agencias que hoy día tienen licencia histórica para alterar los datos.

El silencio, los secretos y el control son los tres ingredientes que se nos presentan por toda la Historia de la Humanidad. Es por esto que Ysabeau de Vassy al finalizar la novela, no queda fascinada con Galileo, sino que su fascinación será el Universo, no el sideral, sino el escrito.

Bravo Luis López Nieves.

FIN


“La verdad en El silencio de Galileo“, María de Lourdes Acevedo, Ciudad Seva, 12 octubre 2009, ciudadseva.com.


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