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Calila y Dimna XIII-XV

[Cuento - Texto completo.]

Anónimo: Calila y Dimna

Capítulo XIII

Del religioso e de su huésped

Dijo el rey al filósofo: ¿Ya oí este ejemplo; pues dame ejemplo del que deja de facer lo que le está bien, e face ál, e non lo sabe nin lo puede aprender, e desí torna a lo que suele facer e non lo puede cobrar, et finca turbado”. Dijo el filósofo: “Señor, dicen que en una tierra había un religioso, e demandóle un home posada e diógela, e mandóle traer dátiles e manteca, que son cosas extrañas para en aquella tierra, et comieron amos en uno, et en comiendo dijo el huésped al religioso: “¡Qué tan dulces e tan sabrosos son estos dátiles! ¡Mandase Dios que en la tierra donde yo soy naciese tal fruta, como quier que hay otras buenas frutas que cumplen asaz, con que se pueden escusar los dátiles!” Dijo el religioso: “Non es buena andanza del que ha menester lo que non puede haber, e procura por ello, et tú bien andante eres, pues te tienes por pagado dello”. Et este religioso fablaba hebraico, et pagóse el huésped de aquel lenguaje, e estudo en esto algunos días por lo aprender. Dijo el religioso: “Con gran derecho debes tú caer en lo que cayó el cuervo, por que quieres aprender hebraico”. Dijo el huésped: “¿E cómo fue eso?”

El cuervo y la perdiz

Dijo el religioso: “Dicen que un cuervo vio andar una perdiz, e pagóse mucho de su andamiento, et hubo esperanza de lo aprender, e non pudo; e cuando se fue, que non pudo aprender, quiso tornar a su andar que era de primero e non pudo, que se le había olvidado.

“Et así con gran derecho te podrá acaecer otro tal por querer aprender lo que non es para ti; que dicen que loco es el que se entremete, de facer lo que non le está bien, e mudarse de la medida a otra que non le está bien; que a las veces acaece mucho mal a los homes en mudarse de la medida alta a la baja et así se derraman sus cosas et sus estados”.

Capítulo XIV

Del león e de anxahar religioso

Dijo el rey: “Ya entendido he este ejemplo; pues dame ejemplo de los reyes, cómo facen a sus privados tornar a su dinidat, habiéndolos castigado e maltratado o despreciado por algún pecado que haya fecho, o por algún tuerto que haya fecho de castigar”. Dijo el filósofo: “Si el rey non tornase aquellos que desechó e merecieron alguna pena por algún pecado que fecieron o por algún tuerto de que fueron acusados o mezclados, grant daño, vernía por ende a sus cosas e a sus oficios; mas debe el rey pensar en la facienda de aquel a que acaece lo semejante; et si fuere tal que deba ser tornado a su medida por su servicio o por ayuda que entienda haber dél, o por consejo o por fialdat, debe de haber mayor razón de tornarlo a aquel estado, e perdonarle e dejarle a vida; que el rey non puede cosa facer sin sus vasallos e sin sus privados, et ellos non pueden facer cosa sin ser en el amor del rey. Et los privados han de ser honestos e leales e de buenas mañas e de buen consejo; ca las obras de los reyes son muchas et han menester muchos homnes. Et la carrera por que se endereszan la carrera e los fechos del rey son conoscer él aquellos de quien se quiere ayudar, e de qué acuerdo es cada uno dellos, e qué ayuda habrá dél. Et después que esto sopiere de cierto, meta en cada un fecho e en cada un oficio aquel que entendiere que lo fará mejor, et así será seguro de non rescebir pesar en aquel fecho. Desí debe galardonar al que bien ficiere de sus privados, por el bien que fizo, et castigar et registir al que mal ficiere; que si menospreciare al bueno e galardonare al malo, confonder se ha toda su facienda e confonder se ha su fecho. Et eso semeja a la facienda del león e del lobo cerval”. Et dijo el rey: “¿Cómo fue eso?”

“Et dijo el filósofo: “Dicen que en tierra de India había un lobo cerval, et facía vida de religioso e de casto. Et en viviendo con los otros lobos cervales e con las gulpejas non facía lo que ellos facían, nin robaba así como ellos robaban, nin vertía sangre, nin comía carne. Et los otros vestíblos contendieron con él e dijéronle: “Non nos pagamos de tu vida que mantienes, nin tu begninidat non te tiene pro; ca seyendo uno de nos, non te podrás cambiar de lo que eres, en non comer carne nin verter sangre”. Dijo el lobo cerval: “En facer yo convusco vida, non fago pecado si yo non pecare en mí mesmo; ca los pecados de los corazones son, e non por los lugares nin por las compañas. Ca si así fuese que el que mora en el lugar santo ficiese buenas obras e el que mora en el mal lugar ficiese malas obras, o el que mora en el mal lugar ficiese malas obras, seguir se hía que los que se llegasen a los monesterios non pecarían, et los que se llegasen o morasen en los viles lugares pecarían. Et yo non fago vida convusco si non con el cuerpo, mas mis obras e mi corazón non son convusco”. Así que el lobo cerval perseveró en aquel estado, et fue conoscido por religioso, tanto que fue fecho saber a un león, que era rey de los vestíblos de aquella partida. Et hubo sabor dél por la castidad e lealtad que oyera dél, et envió por él, e vénose para él, e fabló con él. Et dende a días mandólo llamar, et díjole: “Mi reino es grande e mis fechos muchos, e he menester vasallos. Et ficieron me entender de ti lo que yo quiero, e probélo e vi que era verdat et por esto he mayor sabor de ti, et quiero te poner sobre mis oficios, e quiero te honrar. Dijo el lobo cerval: “Los reyes deben probar los vasallos para en aquellas cosas en que los quieren meter, et non deben meter a ninguno a su pesar en lo que non es para él; ca el homne forzado non puede bien facer la obra. Et yo aborresco oficio de rey que non lo he usado nin probado, nin sé traer mi facienda con rey. Et tú eres rey, e has menester de mi linaje, e tienes los e de otros muchos que son sabidores e valientes e femenciosos e arteros, et tales que si tú quisieres habrás escusado a mí”.

Et dijo el león: “Deja esto estar, ca te non quiero escusar de oficio”. Dijo el lobo cerval: “Non pueden facer vida con rey si non dos, e yo non só tal como ninguno dellos; o que sea falso o falagador, que haya por su falsedat lo que le face menester, et que estuerza bien con su falagar, o muy menospreciado nigligente, tal que non le haya ninguno envidia. Mas quien quiere servir al rey sanamente e verdaderamente sin falago, pocas veces acontesce que se le ponga en bien su facienda; ca habrá desamor de los amigos e de los enemigos del rey. Ca el que fuere amigo querrá más valer que él, e acusar lo ha e mezclar lo ha; et por ende el que fuere enemigo del rey desamar lo ha por la lealtad que verá facer a su señor e por el buen servicio. Et ayuntándose le estas dos cosas está a peligro de muerte”. Dijo el león: “Non creas que por acusarte los mis vasallos te faga yo ál salvo toda honra e bien, más que tú non quieras; e yo te ampararé dello por mescla que sea”.

Dijo el lobo cerval: “Si me tú quisieres honrar, déjame en estos campos seguro, que me non haya envidia ninguno, sin cuidado, e pagado de facer vida de las yerbas e del agua; ca el que sirve al rey rescibe en una hora de daño e de miedo, más que non rescebirá otro en toda su vida; et sé que el que vive poco e seguro, él vale más que el que vive mucho e con miedo e en laceria”. Dijo el león: “Ya oí lo que dices. Non temas cosa ninguna de todo esto, ca non puedo estar de me non ayudar de ti”. Dijo el lobo cerval: “Pues así es, derecho es de te obedescer, e peligro ente desobedescer. Pues faz me pleito que si alguno de tus vasallos me mesclara que sea de los que valan más que yo, por la dignidat que hobieren, o menos que yo, que pienses en mi facienda et que te non acuites de lo que te dijeren de mí fasta que bien lo sepas antes, et que lo pesquises bien; de sí faz de mí lo que por bien tovieres. Cuando yo fuere seguro de ti de tanto, ayudar te has de mí mejor, et yo pugnaré de facer aquellas cosas sobre que me pusieres con mayor femencia, por tal que non haya ninguno carrera para pasar contra mí”. Dijo el león: “Otorgótelo”. Et púsolo en su repuesto e aprivadólo más que a todos sus vasallos, et acordábase con él et pagábase más todavía dél, et aprivadólo más.

Et honrábalo tanto que pesó mucho aquellos que servían al león; et consejáronse en poridat entre sí de lo mesclar con el león e decir mal dél, porque lo el león matase. Et fuéronse a furto, et tomaron un día la carne del león, que lo sopiera bien, e la mandara guardar en muy buen lugar, e furtáronla. Desí enviaron la a su posada del lobo cerval, e escondieron la ahí, e non lo sopo él, et veniéronse para ante el león. Et después que vieron que el león demandaba aquella carne tan de recio, et aun ensañábase, catáronse unos a otros, et dijo uno dellos: “Como vasallo leal non puede ser que le non fagamos saber al rey su daño o su pro, maguer que le pese. A mí fue dicho que el lobo cerval llevó aquella carne a su casa”.

Dijo otro: “Non semeja que ficiese tal cosa, empero pesquerir, ca saber e conoscer los homnes fuerte cosa es”. Dijo otro: “Las poridades non se saben de rafez; mas si vierdes e fallardes la carne en su casa, esto vos dará a entender las otras tachas que dicen dél”. Dijo otro: “Si fallardes la carne en su posada, tenedlo por falso, e sea justiciado”. Dijo otro: “Non debe ninguno ser engañado en fiar se en el engaño, ca sabe que el engaño non faz estorcer al que usa dél, nin gelo encubre”. Dijo otro: “¿Et cómo estorcerá quien al rey engaña, o en qué guisa se le encubrirá? Et si engañaré homne a su compañero non se encubre”. Dijo otro: “Si él esto fizo, a grant cosa se atrevió”. Dijo otro: “Non se me enceló a mí su falsedat luego que lo vi, et muchas veces lo dije, e aprobar lo he con Fulano, que este engañador se facía religioso et non vivía si non en falsedat e en pecado”. Dijo otro: “Grant cosa es tener la falsedat encubierta e mostrar lealtad e castidad”. Dijo otro: “Si este divino religioso tal obra fizo, por grant maravilla lo tengo”. Dijo otro: “Si esto fallamos por verdad, non es tan solamente falsedat, mas con la falsedat desconocer el bien e la merced del señor, e atreverse a tan grant fecho”. Dijo otro: “Vos sois verdaderos conoscedores de derechos; non vos puedo desmentir; mas por ver si es verdat o mentira, mande el rey ir a su posada e cátenla”. Dijo otro: “Si su posada non es catada, cátenla aína que él atalayas e escuchas tiene en cada lugar”. Dijo otro: “Yo sé que el lobo cerval, si su posada fuere catada e su falsedat descubierta, alguna arte o algunt engaño fará para facer dubdar al león, e rescebirá su escusación”.

Et non cesaron de decir tales palabras fasta que lo ficieron creer al león. Et mandó llamar al lobo cerval, e veno antél, et díjole: “¿Qué feciste de la carne que te yo mandé guardar?” Et díjole él: “Dila a Fulano, cocinero”. Et este cocinero era uno de los que lo acusaban, et dijo: “A mí non dio nada”. Et mandó el rey catar su posada, et fallaron ahí la carne et trojiérongela. Et allegóse al león un lobo cerval que non fablaba en esto, e mostraba en sí que non era si non muy derecho, e tal que non fablaría si non en las cosas que sopiere de cierto, et dijo: “Señor, pues se ha descubierta esta falsedat en este engañador, non estuerza así, nin seades entorpados en él; ca si justiciado non fuere, non descubrirá ninguno al rey la falsedat de otro, nin se escarmentará el malfechor de mal facer, nin habrá cobdicia el bueno de bien facer”.

Et mandó el león sacar al lobo cerval dende, e mandó lo prender e guardar. Et dijo uno de los que estaban con el león: “Mucho me maravillo del león, de como es muy sesudo e conoscedor de las cosas, cómo se le encubrió su facienda déste, e cómo non entendía su perrería e su falsedat”. Dijo otro: “Pues mayor maravilla será que pesquisará esta cosa e non lo justiciará”. Dijo otro: “Pues que esto ha probado con él, si le perdona este mal fecho, non será homne seguro de su traición”. Et en esto ensañóse el león et envió uno dellos por mandadero al lobo cerval que le preguntase como se salvaría o cómo se escusaría. Et tornóse el mandadero, e mudó el mandado, por que se hubo de ensañar el león, et mandó matar al lobo cerval.

Et ficieron lo saber a la madre del león, et sopo que era mesclado a tuerto, e que lo mandara matar apresuradamente. Et envió mandar a aquellos a quien el león lo mandara matar, que lo retoviesen fasta que ella se viese con el león; e feciéronlo así. Et ella fuese a ver con su fijo et díjole: “¿Por cuál pecado mandaste matar al lobo cerval?” Et él díjole el fecho todo. Et ella díjole: “Hijo, apresurástete, et el homne entendido non se estuerce de se arrepentir, si non dando se a vagar e dejar de facer sus cosas rabinosamente.

Et el fruto de la priesa es arrepentimiento; et a ninguno non es de menester ser más maduro en sus fechos que el rey, cuanto más en los salvos e en los leales vasallos; ca así como la muger non es si non por el marido, nin los fijos si non por los padres, nin el disciplo si non por el maestro, nin los vasallos si non por el duque, nin el religioso si non por la ley, nin el pueblo si non por el rey, nin los reyes non son si non por el temor de Dios, nin el temor de Dios si non en ser el homne pacífico e cierto de la cosa. Et el mejor, acuerdo de los reyes es en conoscer sus vasallos e poner a cada uno en su lugar e en su talle, et sospechar a unos por otros; ca ellos siempre punan en se aterrar unos a otros e en mostrar e descobrir el mal de los malfechores e encubrir el bien de los buenos. Et non debes tú, fijo, pues fueste pagado del lobo cerval e te fiaste por él, e non te erró fasta el día de hoy, nin viste dél si non fieldat e lealtad, e diciendo tú dél en medio de tu corte grant bien, e facer le esto por un cuarto de carne que non vale nada.

“E fijo, debes saber su facienda del lobo cerval, et pensar en ti mesmo e decir cómo puede esto ser, ca él non come carne nin se llega a ella, tiempo ha pasado. Et así entenderás que non le darías tú la carne e negar te la hía; pues piensa en esto, e sepas que los necios han envidia a los sabios sofridos, e los aliviados a los sosegados, et entremétense cuando pueden a los traer a mal lugar. Et el lobo cerval es sabio e leal e verdadero, por que debes ser cierto de su fecho e parar mientes como los falsos lo acusan a tuerto, e llevaron la carne a su casa. Et por ende non tornes cabeza por lo que ellos dicen e por lo que le aponen; ca la privanza del lobo cerval en grant pro se te tornará, et era pagado de cuanto mal rescebía por recebir tú grant placer, e sofría por tu pro lacerio e afán, et tal serviente como él bueno es”.

Et en fablando la madre del león con él, e en castigándolo, llegó uno que sabía de como el lobo cerval era salvo e que era acusado a tuerto, et díjolo así al león. Et en esto entendió el león e fue bien cierto que el lobo cerval era salvo de cuanto le apusieran. Et entonce dijo la madre del león: “Ya eres bien cierto desto e lo vees manifiestamente; pues non perdones aquellos que lo acusaron, ca eso te traería otro mayor daño, mas justicialos. E non te enfiuces en decir: “Poder he sobre ellos”; ca las yerbas flacas, maguer fortaleza non han, facen dellas sogas con que atan e cuelgan el elefante.

“Et tú torna el lobo cerval en su estado e en su dignidad que se había de ser, en todas tus poridades. E en tu corazón non digas: “Yo lo he fecho mal, e non puedo ser seguro de su mala voluntad, si lo yo tornare en su oficio; ca non se debe homne temer de malquerencia de todos aquellos a quien mal face de una guisa, nin debe ser desesperado de su ayuda nin de su seso; mas el que conosce las cosas pone a cada una en su lugar.

“Et algunos homnes hay con quien homne non debe haber amor después que ha con ellos enemistad e otros que non debe homne haber con ellos enemistad después que ha con ellos amor. Et los homnes con que non debe homne ser en amor en ninguna manera son éstos: el que desconosce el bien fecho, et el que es atrevido a facer traición, et el que desdeña el bien, e el cruel, e el descreído que descree el otro siglo, et el avariento, e el lujurioso, e el sañudo mucho que nunca puede homne haber su gracia, et el conoscido por engañoso e por falso e por cobdicioso, et el negligente que finca por él de facer toda cosa, et el que pasa más de lo que conviene a él en toda cosa.

Antes debe homne haber amor del que es conoscido por verdadero e gracioso e leal, et que ama más las buenas obras e que se teme de pecado, et que ama al pueblo e que les apiada, e non tiene a ninguno mala voluntad, et que agradesce el bien quel face, et que se miembra siempre de sus amigos e es siempre vergonzoso e de buena parte. Et tú has probado al lobo cerval, e conosces lo, por que lo debes tornar a tu amor”.

Estonces fizo el león llamar al lobo cerval, e oyólo e rescibióle sus escusas, et dijo le: “Yo te torno a tu dignidat e a tu oficio que tenías de mí, e fiaré por ti así como ante fiaba, e poner te he en mejor estado; ca en poner amor con homne leal que profaza a su amigo de alguna cosa que es a pro dél es muy grant cosa”. Dijo el lobo cerval: “Señor bien aventurado, tú sabes cómo fue el comienzo de mi facienda e el estado en que yo te comencé a servir. Et só ya llegado a esto e non me seguro de los que te sirven, que me acusen e me hayan envidia, por que hayan de mesclarme contigo otra vez, e habrás tú de creer lo que te dijeren de mí, et justiciar me has. Onde non quiero que tengas que yo fío por ninguno de cuantos en tu servicio son; ca maguer me tornes en mi estado después que me quesiste matar, seyendo leal e verdadero e non fallando por qué, desí fecisteme merced en me perdonar por que non había culpa, temo me que cuidarás en tu corazón que te tengo voluntad mala por lo que me feciste, et esto te fará que me mates. Et demás que los enemigos dirán: “Non dejemos así este pleito. Pues que non podemos matar a éste, fagamos arte por quel rey non tenga que cuanto dél dejimos que fue mentira”. Et así me echarán en mal lugar. Mas, señor, si tu corazón tornase a lo que era antes contra mí, tal te sería yo como era antes”. Et dijo el león: “Probado te he, e téngote en el mejor estado que sea de los santos e de los justos; ca el homne justo perdona muchos pecados por una merced; que te yo he fecho mal, et sé de cierto que tus enemigos te han fecho tuerto. Et tú debes me perdonar este pecado por el bien que te fice ante, así que seamos amigos de aquí adelante uno de otro, de más firme amor e de más leal consejo que nunca fuemos”. Desí mandó tornar al lobo a su estado e en su dignidat que ante había et al oficio en que era puesto, et cobró su lugar e cobró el león cuanto quiso. Et abajó el león a aquellos que lo acusaran, et echó los de su tierra, e alongó los. Este es el ejemplo de lo que acontesce a los reyes e a sus privados, e de como los tornan en sus lugares desque los castigan”.

Capítulo XV

Del orebce e del simio e del castigo e de la culebra e del religioso

Dijo el rey al filósofo: ¿Ya oí este ejemplo; pues dame agora ejemplo del que gradesce el bien fecho e lo galardona, e del que lo niega e lo desconosce”. Dijo el filósofo: “Señor, sepas que las naturalezas de las criaturas son de muchas maneras, et non es ninguna cosa de cuantas Dios crió en el mundo, de las que andan en cuatro pies e en dos pies o que vuelan con alas, más santa nin más mejor que el homne. Et en los homnes ha buenos e malos, et acaesce a las veces que en los vestíblos e en las bestias e en las aves hay alguna que es más leal e más conoscedora del bien fecho que el homne de bien fecho e que mejor lo galardona. Et esto paresc.e a lo que dijo el filósofo antiguo: “Conviene a los reyes entendidos e a los otros homnes que fagan su bien a quien lo meresce e a quien lo gradesce, e que non faga bien a ninguno fasta que lo pruebe de qué lealtad es, e de qué amor e de qué gradescimiento; et que non fagan bien señaladamente al propinco, si non fuere por ello o lo meresciere, nin deje de facer bien e ayuda al estraño si lo sopiere gradescer cuanto es el bien e la merced que le facen, et que sea verdadero e sabio e que ame las buenas obras e los buenos dichos.

“Et cuando fuere conoscido por de buenas mañas, e fuere cierto dél que tal es, meresce el bien fecho, e meresce ser privado; ca el físico entendido non se atreve a melecinar al enfermo si non después que lo cata e tañe su pulso, e conosce su complisión e la razón de su enfermedat; et cuando esto sopiere bien, estonces se mueve a melecinar lo”. Otrosí el homne entendido non debe poner su amor con ninguno si non después que lo probare; ca el que se atreve a fiarse en alguno, non lo habiendo probado, métese en grant peligro et llegado es a fuerte lugar. Et con todo esto a las veces acaesce que face el homne bien a la cosa flaca cuyo gradescimiento nin conoscimiento non ha probado, nin conosce sus costumbres, et sábele gradescer et galardonar muy bien, así como dijo el filósofo de su fazaña que viera: “Non debe ninguno menospreciar ninguna cosa pequeña nin grande, quier de homne quier de animalia, que yaga en mal lugar o en tribulación, pudiendo lo librar ende; e faciéndolo con merced te, con piedad que le haya, tenga esperanza del galardón de Dios, e non de esperar de haber gracias de aquel a quien bien ficiere. Nin debe ser seguro del tiempo que le faga haber menester aquel pequeño menospreciado a quien bien hobiere fecho, que gelo galardonará; mas debe probar todas las cosas e facer las bien, segunt probare en ellas”. Et esto paresce a la fazaña que dijeron los filósofos”. Dijo el rey: “¿E cómo fue eso?”

Dijo el filósofo: “Dicen que unos homnes cavaron en el monte una lobera para los vestíblos, et cayeron en el la un simio e un tejón e una culebra e un homne, et non se ficieron unos a otros ningunt mal. Et acaesció que pasó por ahí un religioso e vídolos yacer allí, et dijo: “Yo non podré mejor obra facer que librar a este homne de aquesta tribulación de aquestas bestias, ca todas le quieren mal”.

Desí tomó una soga e colgóla en la foya, a que se trabase el homne para lo sacar, et trabó se a ella el simio, como es ligero, e salió de la foya. Desí colgóla segunda vez, e trabóse a ella la culebra, e sacóla. Desí colgóla otra vez, e trabóse a ella el tejón, e sacólo.

Desí fincó el homne en la foya, e diole el religioso la soga, e trabóse della e salió. Et derramáronse las animalias e fuese cada una a su lugar.

Et fincó el homne, e el religioso preguntóle por su tierra e posada, et él díjole que moraba en la cibdat de Jajon, e que era orebs. Otrosí el simio vivía cerca de aquella cibdat, en el monte del término, et el tejón vevía así mesmo en una jarín, et la culebra criaba en el muro de la cibdat. Et gradesció el orebs al religioso el bien que le ficiera, et díjole: “Tú me has fecho grant bien e me libraste de muerte; et si a la cibdat vinieres, demanda por mí, ca adebdado te só por este bien que me feciste”. Et fuese.

Desí a pocos días hubo de venir el religioso a aquella cibdat, por cosas que había menester. Et en llegando cerca de la cibdat, vídolo el simio, e conosciólo, et descendió de un árbol en que estaba e vénose para el lugar, et besóle la mano et humillósele et mostróle grandes gracias e fízole señas que se posase. Et fuese el simio e tornóse con fruta para él, et comió el religioso della, et albergó ahí esa noche a solaz del simio. Et fuese el simio luego al tejón et díjole: “¿En qué guisa galardonaremos a este religioso el bien que nos fizo?” Desí dijo el simio: “Yo sé un lugar en esta cibdat por do entraremos al alcázar; et si tú me siguieres e amparares de los homnes, fío por Dios que le daremos buen galardón”. Et dijo el tejón: “Fecho sea”. Et fueron se ambos, et entró el simio por un lugar que sabía, et estovo el tejón al portillo atendiendo fasta que se tornó el simio con guarnimentos de oro e de piedras presciosas, e veniéronse para él et dierongelo, e non le dijeron dónde los hobieran nin cómo.

Et dijo el religioso en su corazón: “Estos son muchos guarnimentos e muchas piedras, e yo non he que facer con ellos si non venderlos. Et tengo el orebs en esta cibdat et téngole fecho el bien que fice a estos vestíblos, et él ha mayor derecho de me lo galardonar más que éstos, et yo ir me para él, que me las venda. Et non quiero otro galardón dél si non éste, e non lo quiero embargar en otra cosa; et aun yo gelo gualardonaré este trabajo que en ello hobiere”. Et vénose para casa del orebs; et él, cuando lo vido, rescibiólo muy bien et demandóle por su facienda et por qué veniera a aquella cibdat, e él contó gelo. Desí sacó los guarnimentos e mostró gelos, e rogóle que gelos vendiese. Et conosció los el orebs. Et andaba ya el roído por la cibdat del furto dellos, et eran muchos homnes sospechados e otros presos. Et dijo el orebs al religioso: “Fuelga aquí fasta que yo torne a ti con recabdo”.

Et salió el orebs dende, et dijo: “Hame Dios mostrado cosa por que habré la merced del rey, e seré honrado dél e de los mayores de su regno; et sabrán que só fiel por esto e fiarán de mí. Et yo iré al rey e facer gelo he saber”. Et fuese para el rey, e fizo le saber de como él tenía en su posada al que tenía los guarnimentos. Et envió el rey a su alguacil e asaz de gente, et fueron a la casa del orebs et fallaron y al religioso con los guarnimentos, e prendieron lo et llevaron lo preso al rey. Et el rey mandólo luego atormentar, et después, que lo trajesen por la villa e que lo enforcasen. Et fue atormentado, e trajeron lo por la villa, et comenzó el religioso a llorar e a decir: “Si yo creyera los dichos de los filósofos de lo que dijeron del poco gradescimiento del homne, non llegara yo a esta tribulación”.

Et del roído de como lo llevaban salió de su forado la culebra e vido al religioso así, e conosciólo et dijo: “Hoy ha menester a mí este religioso, así como yo hobe menester a él el día que yo estorcí por él de muerte; et quiero guisar cómo él estuerza cuanto él pueda, e así lo faré”. Et fuese e entró en la casa del rey e mordióle un fijo muy mal, e non lo quiso matar. Et cuando el rey lo sopo, fizo ayuntar a todos los físicos e los encantadores, e dieron le a beber sus melecinas e encantaron lo, et non lo tovo pro.

Et cuanto más le facían, tanto más le acrescentaba el dolor e tanto más se amortecía, et traspúsose. Et mandó el rey a los sorteros que echasen suertes, et non dejó en toda la cibdat físico nin escantador nin homne alguno de quien hobiese esperanza que le daría consejo en aquello que le acaesciera al niño, que lo non mandara traer, et mandó les pensar del niño e guisar cómo guaresciese. Et ellos comenzaron a pensar dél e a melecinar lo e a escantar lo, fasta que fabló el niño e dijo que cuando se traspusiera, que le dijeran en sueños que el rey mandó tormentar a un religioso, e aforcarlo a tuerto e a grant sin razón; el cual rogó a Dios que mostrase su milagro por que él fuese salvo; et que él non guarescería fasta que lo tanjese el religioso e rogáse a Dios que le diese salud, et si non que el niño era muerto. Et envió el rey apriesa por el religioso, et trajeron gelo, et mandó que escantase a su fijo, et dijo el religioso: “Yo non sé escantar, mas faré lo que sopiere”. Et puso su mano encima del niño, et oró e rogó a Dios, e dijo así: “Señor, Dios, si tú sabes que yo digo verdat al rey en cuanto digo de mi facienda, dale salud e folgura”. Ca él le contó al rey estonces toda su facienda e su acaescimiento. Et luego, acabada esta rogatura, fue el niño sano e guarido. Et mandó el rey dar aquellos ornamentos al religioso, e del su haber mucho más, e mandólo soltar e pidióle que le perdonase lo que le mandara facer. Et mandó el rey que dende en adelante non entrasen en su casa nin en su privanza si non homnes probados e conoscidos en obras, e que aquéllos toviesen sus oficios e el su servicio. Desí mandó el rey atormentar al orebs, e mandó lo enforcar a la puerta de la cibdat.

Et en esto que fizo el religioso al orebs e a los vestíblos e de cómo cada uno gelo gualardonó, hay grant maravilla e grant fazaña por que debe homne tomar ejemplo para saber en cuáles lugares debe homne facer bien e en cuáles non lo debe facer”.



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