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Entrevista


Ernest Hemingway

¿Cómo concibe usted, Hemingway, un cuento? ¿Es factible que cambie el tema, la intriga o las características de un personaje, durante la ejecución de la obra?

Hemingway: A veces conozco toda la historia desde el principio. A veces la construyo a medida que escribo y no sé a ciencia cierta qué va a ocurrir. Todo va cambiando a medida que avanzo. Es este movimiento de composición el que le da el tono a la historia. A veces ese movimiento es tan lento, que se diría que no se produce. Y, sin embargo, siempre hay cambio y movimiento.

Redactor de Arts: ¿Usted escribe compitiendo con otros escritores?

Hemingway: Jamás. Lo único que trato de hacer es escribir mejor que ciertos escritores muertos, de cuyo valor estoy seguro. Hace mucho tiempo que trato de escribir lo mejor que puedo.

Redactor de Arts: ¿El poder creador del escritor disminuye con la edad? En “Las verdes colinas de África” usted ha dicho, al pasar, que los escritores norteamericanos entran en la chochera a partir de cierta edad.

Hemingway: No sé qué decirle sobre eso. Entiendo que la gente que tiene conciencia de su trabajo mantiene su fuego encendido mientras vive. En ese libro que usted recuerda, el personaje está respondiendo a una serie de preguntas formuladas por un australiano sin sentido del humor. No constituyen, de ningún modo, tesis personales mías.

Redactor de Arts: ¿Los personajes de su obra provienen sin excepción de la experiencia real?

Hemingway: No. Algunos provienen de la experiencia real. Pero la mayor parte de las veces invento los personajes partiendo del conocimiento y de la comprensión que tengo de la gente.

Redactor de Arts: ¿Puede usted decirnos algo sobre el método que utiliza para crear un personaje de novela partiendo de un ser existente?

Hemingway: Si yo le explicara cómo hago eso la mayor parte de las veces, estaría dando un testimonio valiosísimo para los abogados especializados en difamación.

Redactor de Arts: ¿Concibe usted los títulos de sus libros mientras los escribe?

Hemingway: No. Una vez terminada la novela hago una lista de títulos posibles, que puede llegar hasta el centenar. Después procedo por eliminación. A veces elimino la lista entera.

Redactor de Arts: Cuando usted no escribe, ¿permanece en actitud de observación, tratando de aprehender todo lo que podría constituirse en materia literaria?

Hemingway: Evidentemente. Un escritor que deja de observar ha terminado. Pero no es necesario observar conscientemente, no es preciso pensar siempre que lo que uno ve puede serle útil. Lo que hay que hacer es crear una gran reserva de observaciones sobre los acontecimientos y las personas que nos rodean. Si es que puede considerarse de alguna utilidad, me gustaría añadir que para mí la creación literaria se basa en el mismo principio del volumen del témpano. De este solo se ve la séptima parte de lo que está oculto bajo el agua. Lo mismo en la creación. Deben eliminarse de la vista del lector todos los elementos que puedan eliminarse. Eso le confiere más fuerza al témpano. Esos elementos son los que no deben verse en la superficie, aunque el escritor los conozca. Pero cuando el escritor omite algo porque lo ignora, entonces hay un vacío en su historia.

El viejo y el mar podría haberse escrito en más de mil páginas, y se hubieran podido presentar en la novela todos los personajes de la aldea, sus vidas, las casas donde habían nacido, cómo habían sido educados, cómo se habían criado sus hijos, etc. Otros escritores hacen eso en forma excelente. Y cuando uno escribe, está limitado por todo lo que se ha hecho en este orden. Por eso yo he tratado de hacer otra cosa. Ante todo, he procurado eliminar todo lo que no era necesario para comunicar al lector esta experiencia, para que después de haber leído la novela tenga la sensación de haberla vivido, para que tenga la impresión de que todo eso ha pasado realmente.

Tengo la satisfacción de haber logrado transmitir esta sensación de lo vivido, de manera  bastante completa y con un procedimiento no utilizado hasta el momento. Tuve la suerte de contar con un hombre y un muchacho valientes como personajes, y de que hasta ese momento los escritores no se hubiesen dado cuenta de ciertas posibilidades de esos personajes. Además, tuve como marco al océano, que permite mostrar al hombre tal cual es. Yo he conocido el océano. Tuve oportunidad de ver en un día más de sesenta ballenas y de haber arponeado a una de ellas, que se me escapó. Tenía más de dieciocho metros de largo. Todo eso ha quedado fuera de mi historia, pero todos esos relatos de pescadores que yo conocía y de los que no he hablado, todo  ese conocimiento, digo, formaba el cuerpo principal de mi témpano y está presente en El viejo y el mar.

FIN


Nota: Fragmentos de una entrevista realizada por la revista Arts, de París, Francia.


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