Es rubia: el cabello suelto Da más luz al ojo moro: Voy, desde entonces, envuelto En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba Más ágil por la flor nueva, No dice, como antes, “tumba”: “Eva” dice: todo es “Eva”.
Bajo, en lo oscuro, al temido Raudal de la catarata: ¡Y brilla el iris, tendido Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste Pompa del monte irritado: ¡Y en el alma azul celeste Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo A la laguna vecina: Y entre las ramas la veo, Y por el agua camina.
La serpiente del jardín Silba, escupe, y se resbala Por su agujero: el clarín Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy Donde vibra el Universo: Vengo del sol, y al sol voy: Soy el amor: soy el verso!
|