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Imitación del Petrarca

[Poema - Texto completo.]

Fray Luis de León

Mi trabajoso día
hacia la tarde un poco declinaba,
y libre ya del grave mal pasado
las fuerzas recogía,
cuando, sin entender quién me llamaba,
a la entrada me hallé de un verde prado
de flores mil sembrado,
obra do se extremó naturaleza.
El suave olor, la no vista belleza
me convidó a poner allí mi asiento.
¡Ay, triste, que al momento
la flor quedó marchita
y mi gozo tornó en pena infinita!
De labor peregrina
una casa real vi, cual labrada
ninguna fue jamás por sabio moro:
el muro plata fina,
de perlas y rubís era la entrada,
la torre de marfil, el techo de oro;
riquísimo tesoro
por las claras ventanas descubría;
y dentro una dulcísima armonía,
sonaba, que me puso en esperanza
de eterna bienandanza.
Entré, que no debiera,
hallé por paraíso cárcel fiera.
Cercada de frescura,
más clara que el cristal hallé una fuente
en un lugar secreto y deleitoso;
de entre una peña dura
nacía, y murmurando dulcemente
con su correr hacía el campo hermoso.
Yo, todo deseoso,
lánceme por beber, ¡ay, triste y ciego,
bebí por agua fresca ardiente fuego!
Y por mayor dolor el cristalino
curso mudó el camino,
que es causa que muriendo
agora viva en sed y pena ardiendo.
De blanco y colorado
una paloma, y de oro matizada,
la más bella y más blanca que se vido,
se vino mansa al lado,
cual una de las dos por quien guiada
la rueda es de quien reina en Pafo y Gnido.
¡Ay, yo de amor vencido,
en el seno la puse, y al instante
en mi pecho lanzó el pico tajante
y me robó, cruel, el alma y vida!
Y luego, convertida
en águila, alzó el vuelo;
quedé merced pidiendo yo en el suelo.
Al fin, vi una doncella
con semblante real de gracia lleno,
de amor rico tesoro y de hermosura;
puesto delante della,
humilde le ofrecí, abierto el seno,
mi corazón y vida con fe pura.
¡Ay, cuan poco el bien dura!
alegre lo tomó, y dejó bañada
mi alma de dulzor; mas luego, airada,
de mí se retiró por tal manera,
como si no tuviera
en su poder mi suerte.
¡Ay, dura vida! ¡Ay, perezosa muerte!
Canción, estas visiones
causan en mí encendida
ansia de fenecer tan triste vida.



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