Dijo Mirtias (un estudiante sirio de Alejandría: bajo el reinado de augusto Constante y augusto Constancio, gentil en parte, y en parte cristianizado): “Fortalecido con meditación y estudio, yo no temeré a mis pasiones como un cobarde. Mi cuerpo a los placeres entregaré, a las delectaciones soñadas, a los más atrevidos deseos amorosos, a los lúbricos impulsos de mi sangre, sin ningún temor, porque cuando quiera – y tenga decisión, fortalecido como estaré con meditación y estudio – en los momentos críticos he de reencontrar mi espíritu, igual que otrora, ascético”.