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¡Misión cumplida! – Cartas Bizantinas


Luis López Nieves

El príncipe Constantino, embajador de Bizancio en el Caribe, le escribe a la princesa Eudocia, su hermana menor, quien reside en la capital bizantina.

Querida Eudocia:

Bastantes países se han ido a la ruina debido a la tacañería de un pequeño grupo de compatriotas. Troya es un buen ejemplo: la ciudad amparó a Paris, el hijo del Rey, quien se había robado a Helena. El pueblo de Troya estaba descontento con la peligrosa situación, pero los príncipes y el Rey (un grupo minúsculo) prefirieron arriesgar la ciudad con tal de que Paris pudiera darle besitos a Helena. Como resultado, Troya fue aniquilada por los griegos vengativos.

Es posible que este ejemplo no sea real, sino mitológico. Pero existen muchos ejemplos reales. Uno de ellos es la Mesta, un gremio de origen medieval que agrupaba a los dueños de ovejas de Castilla y León. En ese tiempo la lana era el producto más valioso de España y el artículo más exportado, porque su calidad era admirada en toda Europa. Además, se vendía a muy buen precio.

La Mesta, por tanto, fue ganando importantes privilegios legales y logró que se promulgaran montones de leyes para proteger a sus ovejitas. Pero había un conflicto debido a la “trashumancia”, que consiste en la migración continua para acceder a nuevos pastizales. La ovejitas hiperactivas se pasaban todo el año comiendo y la Mesta exigía libertad para recorrer los pastos de todo el país como si se tratara de una finca privada.

Como resultado, la agricultura sufrió un duro golpe. En España vivían millones de seres humanos que no tenían ovejas; comían trigo y otros productos de la tierra. Pero las leyes vedaron la agricultura en masivas zonas de tierra española, para no bloquear el acceso de las ovejitas al pasto. Llegó el momento absurdo en que España, a pesar de su tierra abundante, tuvo que empezar a importar trigo.

La Mesta se había convertido en una organización muy poderosa porque los Reyes Católicos también tenían ovejitas y se habían unido a la agrupación; recibían grandes ingresos gracias a los privilegios otorgados a la Mesta… por ellos mismos. De hecho, llegó el momento en que el presidente de la Mesta también era miembro del Consejo Real.

Por tanto, como en el caso de Troya, un grupito de magnates, incluidos los reyes, colocó sus intereses por encima del resto del país. Los resultados, entre muchos, fueron un gran atraso en la agricultura y precios muy altos para el trigo.

Hoy día estamos ante un caso muy similar al de Troya y la Mesta. En el año 2000, los petroleros del Imperio del Norte colocaron en el poder a Jorge Bush II. Lo sentaron en el trono con un sólo objetivo en mente: proteger los derechos del gremio. Aunque muchos pensaron que Jorge II era deficiente mental, él le ha probado al mundo que no es cierto.

Recuerda, querida hermana, que a los políticos hay que juzgarlos según sus metas. Jorge II conquistó para su gremio el petróleo de Irak, una de las mayores reservas del mundo. Además, este emperador petrolero, que todos consideraban imbécil, ha logrado subir el precio del petróleo a más de cuatro dólares el galón. ¿Qué más podían pedir sus amigos que lo colocaron en el trono?

Es claro que a Jorge II, igual que a los príncipes de Troya y a la Mesta, le importa poco lo que sufra su país. Lo importante para él es que podrá regresar a su rancho de Tejas, echarse para atrás en un cómodo sillón y empezar a contar los millones y millones de dólares que recibirá durante el resto de su vida, gracias a su fructífera labor de sólo ocho años. ¡Misión cumplida!

Te besa tu hermano,

Constantino

FIN


“Cartas Bizantinas: Misión cumplida”, Luis López Nieves, El Nuevo Día, San Juan de Puerto Rico, 13 julio 2008, p.67 y endi.com.

Ver la versión original en el periódico El Nuevo Día


Cartas Bizantinas es una columna del escritor Luis López Nieves, Premio Nacional de Literatura (años 2000 y 2005) y autor de la novela El corazón de Voltaire y del cuento Seva, entre otros libros. Pulse aquí para más información.


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