Más mísero que las piedras triste a más no poder el hombre escuálido el atril hubiera querido aniquilarse Qué frío el viento me penetra en el sitio de las hojas de las orejas muertas Solo cómo patalear para ahuyentar el frío con qué pie iniciar la semana Un silencio que nunca acaba Ni una palabra tierna para engañar al invierno La sombra del alma del amigo La escritura Tan solo las señas Mi sangre daría una sola vuelta Los sonidos se pierden en el espacio, como dedos congelados. Nada más que un patín abandonado en el hielo El fulano A través de él se ve el día