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Redondillas

[Poema - Texto completo.]

Salvador Novo

En que felicita, y aconseja, al doctor Ermilo, pluma ingeniosa, con ocasión del nuevo estampamiento de sus elegantes, sutiles, claros, ingeniosos, útiles versos.

Que intentas, dícenme, Fabio,
-diré Fabio por Ermilo,
que es tropo muy de mi estilo
al decir burro por sabio-,

los reporteros del cielo
-que aquí hay también Dalevueltas,
magazines, hojas sueltas
y alguno que otro libelo-

publicar –no me propase
con incidentales nuevos,
que en metáfora de huevos
son cáscaras de la frase-

las obras que en el convento
entretuvieron mis ocios
y que con otros negocios
me ganaron el sustento.

Grata ha sido la noticia,
y te digo verdadera
que aplaudírtela quisiera
si hallara ocasión, propicia.

Mas llegada a revestir
el seráfico abolengo
ni con qué sentarme tengo
ni tengo con qué aplaudir.

En mi estado duradero
soy sólo cabeza, y alas,
y ando, en las etéreas salas,
con alas, y sin sombrero.

Mas para que no presumas
soberbia altiva en mi parte,
voy a arrancarme, y a enviarte,
de mis alas cuatro plumas.

Mójalas en los torrentes
de tu erudición sin par
y así las podrás usar
como cuatro plumas fuentes.

A tus discípulos dalas;
escribirán ellas solas,
y allí donde yerren olas
corregirán solas alas.

Y allá te van, si las quieres,
las póstumas instrucciones
para que mis ediciones
purifiques y moderes.

No tomes gato por liebre.
Fue imperdonable desliz
darle mis autos a Ortiz
viendo garage en pesebre.

Cálate bien los quevedos
cuando mis versos traslades;
no pongas por jodes jades
ni saques por podos pedos.

¿Te parece bien, a fe?
¿No te parece un insulto
que donde yo puse el culto
tú me suprimas la t?

Y en aquella linda glosa
“qué importa cegar o ver”
hiciste cosas de oler
la que era visible cosa.

Cegaste, y en vez del e
una a me colocaste,
con que no diré cegaste
sí que cagaste diré.

Y mis partos repartidos
son espectáculo triste,
puesto que los dividiste
como si fueran ejidos.

Y si una errata me pierde
cuida de mi Romancero;
pues saber dél más no quiero
si ese Monterde es Tonmerde.

No eches a perder papel
y haz que por vida de Urano
ya no monte Montellano,
sí que lo monten a él.

Y que mi teatro me espanta
haga persona tan leda,
pues Julio Jiménez, Rueda,
pero su suegra no yanta.

Y desespera, desola,
anonada y contrapincha
un cuñado que relincha
y una suegra que habla sola.

Ya me asegura mi instinto
que el tal tiene en la cabeza
maleza tal, que en certeza
ni “Amor es más laberinto”.

¿Cómo, Fabio, se acompasa
que un reprobado en idiomas
les ponga puntos y comas
sin empeños de una casa?

Ya termino, por mi mal.
Veremos a ver si puedes;
la Condesa de Paredes
quiere echar un nixtamal.



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