Casa digital del escritor Luis López Nieves


Recibe gratis un cuento clásico semanal por correo electrónico

Sweeney entre los ruiseñores

[Poema - Texto completo.]

T. S. Eliot

"¡Ay, herido estoy por un golpe mortal!"
ESQUILO, Agamenón

Sweeney, cuello simiesco, separa sus rodillas
dejando colgar sus brazos para reír,
listas de cebra a lo largo de su mandíbula
dilatándose hasta ser manchas de jirafa.

Los anillos de la luna tormentosa
se deslizan al poniente hacia el Río de la Plata,
la Muerte y el Cuervo se desvían arriba
y Sweeney custodia el pórtico encornado.

El tenebroso Orión y el Can
están velados; y apaciguados los estremecidos mares;
la persona con capa española
intenta sentarse so bre las rodillas de Sweeney

pero resbala y tira del mantel de la mesa,
vuelca una taza de café,
se recompone en el suelo,
bosteza y se sube una media;

el hombre silencioso vestido de castaño moka
se deja caer en el alféizar de la ventana y boquea;
el camarero trae naranjas,
bananas, higos, y uvas de invernáculo;

el vertebrado silencioso de traje castaño
se contrae y reconcentra, se hace a un lado;
Raquel née Rabinovich
arranca las uvas con garras asesinas;

ella y la dama de la capa
son sospechosas, se supone están aliadas;
en consecuencia el hombre de ojos pesados
rehúsa el gambito, demuestra fatiga,

abandona el cuarto y reaparece
asomado a la ventana, encorvándose,
ramas de glicina
circundan un rictus dorado;

el anfitrión conversa con alguien impreciso
al lado de la puerta,
los ruiseñores cantan cerca
del convento del Sagrado Corazón,

y cantaron en el bosque sangriento
cuando Agamenón dio alaridos,
y dejaron caer sus líquidos residuos
para mancillar el tieso, deshonrado sudario.



Más Poemas de T. S. Eliot