Casa digital del escritor Luis López Nieves


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Actualidad del escritor que investiga sobre obras creativas

Ángel M. Encarnación Rivera
Ciudad Seva


A nadie sorprende que publicaciones  como: “Hallazgos sobre el uso del alcohol en un núcleo de preadolescentes,” y “El efecto de la insulina en varios  infantes con síndrome de Down,” sean catalogadas como investigaciones. Esto es así a pesar de que estamos frente a producciones aisladas, esto es, que no representan a toda la sociedad. En ambos textos se reconoce la observación cuidadosa, la anotación de resultados, la comparación mediante datos y argumentaciones sobre situaciones similares realizadas por otros observadores, la tabulación y el uso del criterio para obtener conclusiones. Lo anterior constituye un sistema que generalmente se  designa, sin miedo a equivocarse, como  método científico. Sin embargo, para mucha gente, la observación cuidadosa, la comparación con otras fuentes de análisis y el uso del criterio para llegar a conclusiones sobre una novela, un poema, o una obra de teatro, no se considera investigación. A pesar de que estamos en dos campos de pensamiento diferentes, los métodos son idénticos. Lo que da el carácter científico a un método determinado no es el tema, como se tiende a pensar.  Tampoco lo es la extensión del escrito.

Ese rechazo no puede ser si no producto del prejuicio. Tomar una producción literaria, desarticularla  estructuralmente, presentar sus componentes más significativos, describir sus relaciones, parecidos y familiaridades con otras obras o escuelas de creación que le precedieron o le son coetáneas, presentar el código lingüístico mayoritario o más representativo que la identifica, caracterizar sicológica y socialmente los entes que la componen y descifrar su simbología y sus elementos metafóricos en el plano social, filosófico o histórico es un trabajo arduo, complicado y técnico similar en esfuerzo y disciplina, aunque no en temas,  a los que hemos mencionado al principio de este escrito.

En las artes y en el conocimiento general se considera investigación todo escrito en el que  se aprecia y se respeta la experiencia y el conocimiento previo, la investigación anterior, el bagaje cultural, el esfuerzo modélico frente a los pares. Hay investigadores en las ciencias cuya aportación consiste en el análisis, la tabulación y la estadística de la bibliografía sobre temas investigados por otros científicos. Estas tabulaciones se siguen llamando investigación. La ciencia necesita acumular y comparar observaciones individuales para poder apreciar un todo, como el arte, como la educación y como toda disciplina de estudio. El acopio de artículos científicos puede consistir en una investigación de mucho provecho.  Por eso se reconocen las llamadas tesis de acopio. En el Derecho hay investigadores cuya gran aportación consiste en la publicación periódica de los llamados “Repasos de jurisprudencia.”

La misma creación literaria ha tomado un nuevo aspecto formal y riguroso parangonado a la investigación con la institución de los departamentos de creación literaria, posiblemente uno de los  más recientes recintos en los que se le ha reconocido labor investigativa y formal a la creación literaria. He podido asistir a las defensas y presentaciones de tesis en el área de creación literaria cuya disertación es una novela, un libro de cuentos o un  poemario.  En estas defensas los autores han tenido que desarrollar todo un corpus formal para justificar su producto mostrando búsquedas bibliográficas, conocimiento de técnicas literarias y teorías particulares que han debido desarrollar para su producción. En sus exposiciones los autores nos precisan qué técnicas particulares escogieron, por qué motivo intencional tal o cual recurso les pareció apropiado para delinear su mensaje, qué autores sirvieron de modelo, qué moldes utilizaron para la creación de sus personajes… No cabe duda que la creación literaria es un proceso investigativo muy riguroso. Las aportaciones del Departamento de Creación Literaria instituido en la Universidad del Sagrado Corazón bajo la dirección del novelista Luis López Nieves son, posiblemente, la contribución más importante que se haya dado en nuestro país en el campo de la literatura. Esta contribución es comparable, si no superior, a la creación del Departamento de Estudios Hispánicos. Gracias a estas aportaciones se ha logrado  otorgar carácter de seriedad y respeto investigativo a la creación literaria a niveles nunca antes vistos. Gracias a estos esfuerzos se ha logrado canalizar un método eficaz para dar paso a múltiples obras de creación.  Lamentablemente, todavía hay algo de esa idea de que la confección de cuentos y novelas es el producto de circunstancias aleatorias irracionales creadas por seres excéntricos que no aportan nada al crecimiento material. Se piensa que lo relacionado con las letras es total inspiración, una producción que no ocupa búsqueda ni conocimiento formal alguno.

El interés de compartir estas ideas proviene de una conversación acaecida durante el semestre pasado en la que se me señaló que mis escritos no constituían investigación  porque no eran más que un montón de “abstracts.” Mi deseo de entrar en una polémica teórica sobre  este tema no surge sólo de un interés personal en el asunto, es porque me parece  beneficioso y estimulante para el resto de los compañeros y para la definición de una política de reconocimiento al escritor que publica e investiga sobre obras literarias.

Lo que se conoce en inglés como abstract es una especie de resumen imparcial, informativo, que muestra, sin compromiso, ni valoración alguna, el contenido de cierto texto. No podemos igualar este tipo de escrito a un comentario crítico sobre una obra literaria si en esta se ejerce el criterio para llegar a alguna conclusión, si en ella hay un juicio. La palabra critica viene de criterio, cuando se aplica el criterio se está usando comparación, conocimiento previo, la investigación personal, el bagaje cultural, toda una experiencia anterior, propia y ajena,  para llegar a conclusiones. A pesar de toda esta aparente superioridad jerárquica de la reseña o el comentario crítico sobre el llamado abstract, no podemos olvidar que un “montón” de estos resúmenes constituye una experiencia de riqueza de conocimiento que permite apreciar mejor una disciplina. Un autor que tenga a su haber un gran número de dichos resúmenes ha pensado, meditado, comparado y experimentado los mensajes de una extensa gama de obras, lo que le otorga capacidad y mérito de investigador frente a quien no ha leído tal producción, y respeto, frente a los llamados investigadores formales. Esta persona está capacitada para opinar,  porque conoce la disciplina,  porque ha realizado innumerables esfuerzos de comparación, de análisis, de búsqueda,  para ofrecernos un hallazgo.

El termino investigación, como se ve, es uno muy amplio y no puede estar sujeto a prejuicios. Si se reconoce la investigación como un método científico, se debe reconocer la creación y la crítica literaria de igual forma. Un artículo que ha sido publicado en revistas de mucho reconocimiento, un libro que se ha comentado favorablemente por conocedores, una obra creativa utilizada en cursos dentro y fuera del país, un premio otorgado a novelistas, etc. son mejores parámetros que el tema y la extensión de las obras para catalogar determinada argumentación como un trabajo investigativo que vale.

También hay que descartar la idea de que la investigación es solamente aquella labor realizada sobre un objeto muestra, sobre algún organismo o sobre determinada población. Para que exista investigación se requiere reflexionar para llegar a conclusiones luego de seguir un método científico. El investigador es el que nos lleva a nuevos paradigmas mediante una conclusión para la que ha aplicado su criterio. Lo anterior puede suceder frente a un pez, un poema, una novela, un virus, un cuento.

Los escritores creativos siempre han tenido que lidiar con el menosprecio de ciertos colegas que practican otras disciplinas ya que los ven como obstaculizadores (por considerarlos ajenos a la realidad) de sus agendas educativas, sociales, políticas, ambientales, religiosas… Esto se debe a que los creadores siempre están pensando en un proceso evolutivo, no en un resultado inmediato. Se empeñan en ver los efectos del pasado en el presente o los efectos del presente en el futuro. Tampoco ofrecen soluciones, ni son seres de acción a corto plazo. El escritor creativo no hace ciencia porque se preocupa de los efectos de la ciencia. Es un ser muy exigente que pide demasiado esfuerzo para llegar al final porque se interesa exageradamente en el proceso y no en el resultado. Hoy los seres humanos no tienen detenimiento ni tiempo, ni tolerancia; no tienen interés en desarrollar  un aspecto humano que, además de ser poco productivo, no se visualiza inmediato, cercano, si no espaciado e incierto. La literatura no es una carrera corta y acelerada, ni es para los que asumen que no necesitan crecer porque piensan que ya han crecido todo lo necesario. La literatura, sin embargo, también es investigación; para crear se necesita conocer, prepararse y seguir un método para producir.

FIN


“Actualidad del escritor que investiga sobre obras creativas”, Ángel M. Encarnación Rivera, Ciudad Seva, 22 marzo 2011, ciudadseva.com.


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