| En el nombre de hoy, veintiséisde abril y mil novecientos
 cincuenta y nueve, domingo
 de nubes con sol, a las tres
 —según sentencia del tiempo—
 de la tarde en que doy principio
 a este ejercicio en pronombre primero
 del singular, indicativo,
 y asimismo en el nombre del pájaroy de la espuma del almendro,
 del mundo, en fin, que habitamos,
 voy a deciros lo que entiendo.
 Pero antes de ir adelante
 desde esta página quiero
 enviar un saludo a mis padres,
 que no me estarán leyendo.
 Para ti, que no te nombro,amor mío —y ahora hablo en serio—,
 para ti, sol de los días
 y noches, maravilloso
 gran premio de mi vida,
 de toda la vida, qué puedo
 decir, ni qué quieres que escriba
 a la puerta de estos versos?
 Finalmente a los amigos,compañeros de viaje,
 y sobre todos ellos
 a vosotros, Carlos, Ángel,
 Alfonso y Pepe, Gabriel
 y Gabriel, Pepe (Caballero)
 y a mi sobrino Miguel,
 Joseagustín y Blas de Otero,
 a vosotros pecadorescomo yo, que me avergüenzo
 de los palos que no me han dado,
 señoritos de nacimiento
 por mala conciencia escritores
 de poesía social,
 dedico también un recuerdo,
 y a la afición en general.
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