Vino a leer. Están abiertos dos, tres libros: historiadores y poetas. Pero apenas leyó unos diez minutos, y los dejó. En el sillón dormita. Pertenece por entero a los libros- pero tiene veintitrés años, y es muy hermoso; y hoy después de mediodía pasó el amor por su carne ideal, por sus labios. Por su carne que es toda belleza el ardor erótico pasó; sin pudor ridículo por la forma del placer…