I
Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol …
y un camino virgen
Dios.
II
Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.
III
Poesía,
tristeza honda y ambición del alma,
¡cuándo te darás a todos … a todos,
al príncipe y al paria,
a todos …
sin ritmo y sin palabras.
IV
Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
luego contarás las estrellas.
V
Poeta,
ni de tu corazón,
ni de tu pensamiento,
ni del horno divino de Vulcano
han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
y entre todos los hombres en los huesos
de tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
te ha clavado
un ensueño …
una pluma de amor en el costado.
VI
No andes errante …
y busca tu camino.
-Dejadme-.
Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio.
|