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 Copa de vino donde quiero y sueño 
beber la muerte con fruición sombría, 
surco de fuego donde logra Ensueño 
fuertes semillas de melancolía. 
Boca que besas a distancia y llamas 
en silencio, pastilla de locura, 
color de sed y húmeda de llamas… 
¡Verja de abismos es tu dentadura! 
Sexo de un alma triste de gloriosa; 
el placer unges de dolor; tu beso, 
puñal de fuego en vaina de embeleso, 
me come en sueños como un cáncer rosa… 
Joya de sangre y luna, vaso pleno 
de rosas de silencio y de armonía, 
nectario de su miel y su veneno, 
vampiro vuelto mariposa al día. 
Tijera ardiente de glaciales lirios, 
panal de besos, ánfora viviente 
donde brindan delicias y delirios 
fresas de aurora en vino de poniente… 
Estuche de encendidos terciopelos 
en que su voz es fúlgida presea, 
alas del verbo amenazando vuelos, 
cáliz en donde el corazón flamea. 
Pico rojo del buitre del deseo 
que hubiste sangre y alma entre mi boca, 
de tu largo y sonante picoteo 
brotó una llaga como flor de roca. 
Inaccesible… Si otra vez mi vida 
cruzas, dando a la tierra removida 
siembra de oro tu verbo fecundo, 
tú curarás la misteriosa herida: 
lirio de muerte, cóndor de vida, 
¡flor de tu beso que perfuma al mundo! 
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