| 
 Porque eres buena, inocente 
como un sueño de doncella, 
porque eres cándida y bella 
como un nectario naciente. 
Porque en tus ojos asoma 
con un dulcísimo encanto, 
todo lo hermoso y lo santo 
del alma de una paloma. 
Porque eres toda una esencia 
de castidad y consuelo, 
porque tu alma es todo un cielo 
de ternura y de inocencia. 
Porque al sol de tus virtudes 
se mira en ti realizado 
el ideal vago y soñado 
de todas las juventudes; 
por eso, niña hechicera, 
te adoro en mi loco exceso; 
por eso te amo, y por eso 
te he dado mi vida entera. 
Por eso a tu luz se inspira 
la fe de mi amor sublime; 
¡por eso solloza y gime 
como un corazón mi lira! 
Por eso cuando te evoca 
mi afán en tus embelesos, 
siento que un mundo de besos 
palpita sobre mi boca. 
Y por eso entre la calma 
de mi existencia sombría, 
mi amor no anhela más día 
que el que una mi alma con tu alma. 
  |