El Perdedor
[Minicuento - Texto completo.]
Elías CanettiLogra que todo se le pierda. Empieza con pequeñeces. Tiene mucho que perder. ¡Hay tantos sitios donde se puede perder bien!
¡Qué de bolsillos rotos se manda hacer! ¡Y cuántos niños corren tras él en la calle:
-Míster” -por aquí-. míster -por allá!
Él sonríe contento y nunca se agacha. Procura no volver a encontrar nada. No serán muchos los que puedan correr tras él para que se agache. Lo perdido, perdido está; además, nadie lo obligó a llevárselo. Pero, ¿cómo le queda tanto? ¿No se le acaban las cosas? ¿Son acaso inagotables? Lo son, pero ninguno lo entiende. Es como si tuviera una casa enorme llena de objetos pequeños y le fuera imposible deshacerse de todos.
Tal vez, mientras él sale a perder, lleguen coches repletos hasta la puerta trasera y descarguen. Tal vez no sepa lo que ocurre en su ausencia. No le preocupa ni le interesa, si no hubiera más que perder, se haría realmente cruces. Pero nunca ha estado en esa situación, es un hombre de pérdidas continuas, feliz.
Feliz, porque siempre se da cuenta. Podría pensarse que no advierte nada, podría pensarse que anda como en sueños, sin saber que camina y va perdiendo, que todo ocurre espontánea e ininterrumpidamente, siempre; pero no, él no es así, también ha de sentirlo, sentir cualquier nimiedad, de lo contrario no disfruta, ha de saber que tiene pérdidas, debe saberlo siempre.
FIN

