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El silencio de Galileo

Yajaira Rodero


“Signora, es una tragedía, una auténtica calamidad, un terremoto existencial.”

Vamos, vamos no sean mal pensados porque no me refiero a mi situación personal tras mi despido de WIPR. Sólo cito las palabras de uno de los personajes. Esta noche los protagonistas son Luis López Nieves y Galileo; de Luis López Nieves la palabra y El silencio de Galileo.

Los correos electrónicos -al igual que en El corazón de Voltaire– sirven como vehículo para el epistolario. Me encanta que así sea; ayuda a que la lectura sea ágil, entretenida, divertida. Pienso, no sé por qué, que el correo electrónico le permite a los personajes ser ellos mismos. Después de todo piensan que es una comunicación privada, entre ellos. Pobrecitos…

Hace unos años cuando entrevisté a López Nieves sobre la publicación de El corazón de Voltaire le comenté que sentí que estaba “eavesdropping” pero en lugar de sentirme avergonzada me divirtió entonces y me divierte ahora escuchar “a través de la lectura” las conversaciones “privadas”, entre comillas, de los personajes. Hay que ver lo que son capaces de decir las personas cuando piensan que nadie los está escuchando o, en el caso que nos ocupa, leyendo.

Cuando leí El corazón de Voltaire simpaticé y me hice cómplice de la doctora Ysabeau de Vassy. No por azar es una respetada historiadora y profesora de La Sorbona. Sobre todo me gusta que es una mujer con el sayo en su sitio y no por ello tiene que renunciar al derecho que tenemos las personas to, when and if she chooses, ser emocional. Después de todo nuestra amiga la Dra. Ysabeau de Vassy-Galilei tiene la sartén por el mango y el mango también. Y tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando.

“¿Por qué carajo este castigo? ¿Por qué? ¿Es que el mundo ha perdido la cordura?”

Las interrogantes podrían adjudicarse a muchas y muchos en Puerto Rico, pero es pura coincidencia. Es Monique d’Avignon quien plantea las preguntas desde su frustración. Es Monique quien necesita respuestas. Ella quiere descifrar el silencio de Galileo. Busca escuchar la voz de Galileo en un acto de solidaridad con su padre en lecho de muerte.

Los métodos investigativos saltan a la vista a través de la lectura. Sin perder su agilidad, el texto ofrece lecciones sobre cómo realizar investigaciones desde sus inicios hasta el desenlace.

Soy, suelo ser, lectora caprichosa y no me sonrojo al confesarlo. Ralph W. Emerson no parpadeó al admitir que colocaría un letrero en el dintel de su biblioteca que leyera “capricho”. Su tiempo de estudio y producción filosófica estaban por encima de casi todo y no le pesaba establecer sus prioridades aunque muchas y muchos no las comprendieran. Pues bien, he sido, por capricho, lectora de la obra de Luis López Nieves y no es necesario que me den un standing ovation.

Leo lo que me gusta, cuando me apetece. Siempre con el objetivo de que la lectura añada algo a mi vida. López Nieves seduce, provoca, invita y juega con la historia y a la historia. Teje fino y al hacerlo exige del lector un ejercicio similar. Mucho más nice que un brazilian wax.

“Esto ha sido muy fuerte para mí. Me voy a retirar del mundo. Todavía no he decidido a quién regalarle mis joyas, mi ropa y mis obras de arte. Cada día cambio de opinión porque quiero donarlos donde sean más útiles. Pero sigo firme en cuanto a mi abandono de este mundo frívolo.” No soy yo quien habla, es Monique.

“Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el universo”. Se adjudica a Galileo ser el autor de la frase. López Nieves trabajó sobre las acusaciones contra y la redención y reivindicación merecida por Galileo Galilei, figura central y cimera de la revolución científica del siglo XVII.

Cuando Galileo nació, el 15 de febrero de 1564, no existía tal cosa como la ciencia. Tampoco existía Luis López Nieves y esta noche nos sentimos convocados por ambos. López Nieves nos invita a, si no lo conocíamos, conocer algo de Galileo y Galileo nos convida a ser fieles a nuestros principios aunque nos excomulguen y nos priven de la hostia. Cada palabra de cada personaje nos induce a mirarnos y leernos a nosotros mismos. Ellas y ellos somos nosotros; con nuestras inquietudes y carencias; fortalezas y debilidades; rabietas y ecuanimidad.

El marketing ha sido acertado. En el Año Internacional de la Astronomía Luis López Nieves publica sobre Galileo. No sabe na el muchacho. El timing es una virtud que le adorna.

El abad Dinouart escribió sobre la elocuencia muda; la que transmite sin necesidad de palabras. Hay muchas formas de hablar; la historia lo confirma. Luis López Nieves ha hecho lo propio; El silencio de Galileo está pletórico de hechos, historias y sucesos que hablan, cuentan, comparten a través de las páginas “paridas”, si me lo permiten, por el autor. La palabra es un vehículo, no el único vehículo. Pero como de palabras trata El silencio de Galileo confío en que el teclado de Luis López Nieves las continúe escribiendo.

FIN


El silencio de Galileo“, Yajaira Rodero, WIPR TV Canal 6, Noticias, San Juan de Puerto Rico. Ponencia leída durante la Charla Inaugural de la novela El silencio de Galileo en la librería Borders de San Juan, 14 agosto 2009.


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