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sábado, marzo 22, 2014

En las letras, desde Puerto Rico: a modo de adelanto en mi servicio cultural, puedo decir como Borges…

por Carlos Esteban Cana

Ayer andaba con grabadora y cámara en mano, continuaba mis errantes encuentros aleatorios, conversando con creadores que respeto; Manuel Martínez Maldonado, Magaly Quiñones, Joserramón Mélendez, Lynette Mabel Pérez, Dinorah Cortés Vélez, Rubén Ramos y Stefan Antonmattei fueron los de turno. En días pasados había hecho lo propio, de una u otra forma, con Aravind Enrique Adyanthaya, Iris Mónica Vargas, Tanya Torres, Luis Rodríguez, Yarisa Colón, Iris Alejandra Maldonado, Dinorah Marzán, Vanessa Vilches (junto al grupo de lectura Letras Robadas), Juan Luis Ramos (en medio de una premiación), Gloribel Delgado, Angelo Negrón, Juan Carlos Fred Alvira, Antonio Aguado Charneco, y Anuchka Ramos Ruiz.

Quiero, sin embargo, regalarme más tertulias: con Marta Aponte Alsina, José Ernesto Delgado, Vilma Bayrón Brunet, Zoé Jiménez Corretjer, Edgardo Nieves Mieles, Nicole Cecilia Delgado, Walberto Vázquez, Adriana Garriga-López o Néstor Barreto… Pero cuando me regalo oportunidades como esas, y a lo que llega la hora concertada, sucede que me paso los minutos eternos precedentes revisitando anaqueles de librerías. Y es durante esos precisos momentos que mis ojos tropiezan con nombres apreciados y conocidos…

Uno palpa la historia cuando los dedos rozan esos lomos tan diversos. Ayer, por ejemplo, me sentí orgulloso cuando tomé en mis manos la nueva edición, que lanza Casa de los Poetas, de Historia de la literatura puertorriqueña, de Adolfo Jiménez Benítez (¡Qué trabajo tan completo!)… Muy cerca encontré pluralidad de voces en A viva voz o Palabras encontradas, de Carmen Dolores Hernández y Melanie Pérez, respectivamente… Entonces, mientras continuaba tocando portadas y contraportadas, aparecían y desaparecían poetas y cuenteros, novelistas y ensayistas… Y aunque mi voz, esa voz creativa que se fortalece de los que fueron, los que están y los que apenas comienzan a publicar (aun cuando a veces pesan las manías de algunos editores y libreros), focalicé mi atención en aquellos libros y autores que quiero conocer o continuar leyendo…

Por lo anterior, el florilegio, la polifonía de voces tras el panorama letrado en los anaqueles, ofrecía constelaciones necesarias para alimentar mi curiosidad… y me detuve en libros de Pedro Juan Avila, de Kalman Barsy, de Rubis Camacho o Carlos Canales… Ignoraba que Marcelino Canino Salgado había publicado una novela… Alejandro Carpio, el teatro de Myrna Casas… Mairym Cruz Bernal y su Cielo pájaro, el renacentista Eugenio García Cuevas, José Curet, la narrativa –consecuentemente destacada- de Janette Becerra, Laura Gallego (y cuando pienso en Laura también asoma el trabajo editorial de Rosa Vanessa Otero –y cuando pienso en Rosa Vanessa vienen a mí esos poemarios que le han premiado, algunos de los cuales permanecen inéditos)… Juanmanuel González-Ríos, Julio César Pol, Federico Irizarry, también David Capiello… Luis López Nieves, René Marqués, Alberto Martínez-Márquez, Rafah Acevedo… Es tarea gustosa revisitar Caliz de Elidio la Torre Lagares, la poesía de Juan Carlos Rodríguez, o el recientemente galardonado Mapa del corazón del hombre de Carlos Roberto Gómez. En ciertos momentos es imposible no reincidir en el buen vicio que representa la obra crítica de Luis Felipe Díaz… las intrigas detectivescas de Wilfredo Mattos Cintrón. Y siguen más nombres entre mis dedos, Jonathan Medusa, Muratti-Toro y Dalia Stella González… la excelencia de Hugo Ríos Cordero, Jose Liboy (¡gracias Espejitos de Papel por publicar al maestro!)… Amarilis Tavárez Vales, Mayda Colón y Karen Sevilla… John Torres, Miguel Angel Náter, Urayoán Noel… José Márquez, Edgardo Nuñez Caballero… Marigloria Palma, Violeta López Suria, Aurea María Sotomayor… Angelamaría Dávila, algunos libros de Francisco Matos Paoli, como Po/ética… Daniel Torres, Irizelma Robles, Camilo Santiago… Yván Silén, Iván Segarra, Todos los nombres el nombre de Bruno Soreno, y si leo a Guillermo Rebollo Gil o la narrativa de Rafael Franco-Steeves, también vuelvo a Gallego… Carmen Valle, Xavier Valcárcel, Lourdes Vázquez, y el premiado Malacostumbrismo de Carlos Vázquez… Daniel Pommers, Alejandro Alvarez y, más allá de los homenajes, la poesía –omnipresente este año- de Julia…

Y en medio de aquel trance recordé que aún gravitaban en mí los tweets de Temporada, que recién regalé a una singular mujer La vigilia de Tannhaüser de Gilberto Hernández, que me ocupan además: los primeros capítulos de Sobre mi cadáver, ese pequeño libro que Marta Aponte Alsina publicó con La secta de los perros; la re-lectura de Autopsia de otra Anuchka Ramos Ruiz (diferente a la novelista) y de Burlesca, ese poemario intenso de Iris Alejandra Maldonado. Y que continúan en fila libros de Carlos López Dzur y Natalia Ortiz-Cotto, los 400 soles de Cindy Jiménez Vera, Violeta de Yolanda Arroyo y la poesía reciente de David Caleb Acevedo o Ana María Fuster Lavín… Y aunque me siento satisfecho con el servicio cultural (este ejercicio de libertad que trasciende tribus; que pertenece, a fin de cuentas, a todos los puertorriqueños) y con los libros que he decidido publicar (Universos, Testamento y, muy pronto, Catarsis de maletas), puedo cerrar este artículo con las palabras que utilizó Jorge Luis Borges alguna vez: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído.”

FIN


Carlos Esteban Cana Escritor y comunicador puertorriqueño. Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos. Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín “En las letras, desde Puerto Rico”.
Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna “Breves en la cartografía cultural”. En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores. Para el 2013 publica su libro Testamento. Testamento es un poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: “Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete”. Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico.
Otro libro aparecerá durante el presente semestre: Titulado “Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia”, ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento.

“En las letras, desde Puerto Rico: a modo de adelanto en mi servicio cultural, puedo decir como Borges…”, Carlos Esteban Cana, Confesiones, Puerto Rico, 22marzo 2014, confesiones1.blogspot.com.


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