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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Francisco Vasallo Cabrera – Padre del humorismo puertorriqueño (en la literatura)

Por Román Pérez (Zerep)


Los puertorriqueños tenemos fama de ser medio parlanchines, creativos y de expresar una jocosidad constante en nuestra forma de interactuar con los demás. Nos reímos de nosotros mismos, demostramos alegría y buen humor aunque estemos jo… Le sacamos punta, sacamos chispas de cualquier instancia o situación que ocurra a nuestro alrededor. Vemos los programas de bochinches (opinión pública) y el próximo día, en nuestros celulares, computadoras, hablando con los amigos o vecinos nos inventamos uno, dos ,cien, mil chistes de la situación. ¿Cuántos chistes sobre Maripili has escuchado en los últimos años resaltando sus mejor atributo, su supuesta “brutalidad” falta de inteligencia (eufemismo)? Hace poco ascendió a la posición #1 de nuestro “Hit Parade” insular el ahora exsenador Arango enseñando su mejor cara y así por el estilo. La risa es inherente a nuestra personalidad como pueblo.

Desde un punto de vista literario no parecería ser así. La mayoría de nuestros escritores y escritoras
tratan la realidad puertorriqueña con seriedad, sarcasmos y melancolía. Aun los que tienen un mejor sentido del humor, (literariamente hablando) lo hacen de forma esporádica y no como parte de un estilo definido. Ana Lydia Vega, Magali García Ramis, Juan Antonio Ramos y  Luis López Nieves son algunos de los que mejor retrataron el humor de los puertorriqueños en sus cuentos; muchos de estos escritores también han sido periodistas como Eddie López, el creador de los Rayos Gamma (parodista por excelencia). En antaño Manuel Méndez Ballester, (en sus columnas periodísticas y en Bienvenido Don Goyito),  Emilio S. Belaval (Cuentos para fomentar el turismo; irónico), Francisco Arriví ocasionalmente lo hacía en sus inventos (farsas). Treinta o cuarenta años antes, el maestro del humor y la ironía, Nemesio R. Canales (Paliques/El héroe galopante) con su estilo severo-humorista dictó el modelo.

El origen  de este humorismo en nuestra literatura  ocurre en el 1820 en las Coplas del Jíbaro del poeta arecibeño Miguel Cabrera. En 1844, un grupo de estudiantes puertorriqueños que estudiaba en Barcelona publicó dos libros: El Álbum Puertorriqueño y El cancionero de Borinquen. Manuel Alonso, Santiago Vidarte, Juan B. Vidarte, Pablo Sáez, Francisco Vasallo (hijo) Cabrera y en el Cancionero colaboró Ramón E. de Carpegna.

De todos ellos, el que demostró un chispeante sentido del humor fue el estudiante de medicina (futuro doctor) Francisco Vasallo Cabrera. (Manuel Alonso lo intentó en dos o tres ocasiones con resultados desiguales). Entre sus escritos resaltan; La Letrilla! Que se lo cuente a su abuela! Frase que se decía cuando no creíamos lo que nos contaban.

Escribe algunos Epigramas jocosos, como aquel que lee:

Mirándose al espejo satisfecho
un chato, tuerto, manco y jorobado
Exclamó sonriendo emocionado
El hombre es lo mejor que Dios ha hecho.

Este epigrama es cruel y clásico:

Distraída por el campo, iba ayer Inés conmigo, sin reparar nos seguía un toro; hizo algún ruido, al pasar junto a nosotros, y dijo Inés dando un grito: “Ay qué susto me he llevado, pensé que era mi marido”.

El humor pícaro resalta en La Letrilla cuyo estribillo lee:

¡Que inocentada se ven!…

Un humor más sutil se percibe en: Oda a los pollos. (Sobre sus gustos culinarios).

Al menos la mitad o más de sus escritos en el Cancionero de Borinquen poseen un tono humorístico. Por lo que podemos concluir que el primer escritor puertorriqueño que cultiva el humorismo de forma habitual  y natural es Francisco Vasallo Cabrera, el padre del humorismo en nuestra literatura.

FIN


“Francisco Vasallo Cabrera: Padre del humorismo puertorriqueño (en la literatura)”, Román Pérez (Zerep), Verbalizando”, 9 noviembre 2011, verbalizando-today.blogspot.com.


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