Casa digital del escritor Luis López Nieves


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Ucronías y un paralelo entre
el fenómeno Seva y el Código Da Vinci

Yolanda Arroyo
Ciudad Seva


El ser humano es quien inventa la ficción para escapar de su
confinamiento de una realidad existente no deseada. La ficción
puebla de fantasmas y quimeras el vacío existencial, traslada al
hombre y a la mujer en su tiempo y su espacio sin que éstos
dejen de ser quienes son.
-Consuelo Martínez Justiniano

Nunca olvidaré la primera vez que me encontré con la definición del término “Ucronía”. Supe ese día precisamente que la literatura, a la que tanto afecto le he tomado a lo largo de toda mi vida, ahora tomaría aún más valor en mi existencia. Un artículo de Gilberto Quintero Ramírez que me devoré menciona que así como utopía es lo que no existe en ningún lugar, ucronía es lo que no existe en ningún tiempo. ¡Vaya paradoja! Entonces me pregunté, “¿la ficción que nutre a la literatura, es, por ende, toda ella una ucronía?”

La realidad es que no. Descubrí más adelante intentando aclarar mis dudas sobre el particular entre algunos escritores, que en si una ucronía es la parte de la literatura que especula sobre mundos alternativos en los cuales los hechos históricos se han desarrollado de diferente forma de como los conocemos. Este término fue acuñado por Charles Rounivier en el siglo XIX en su obra L’utopie dans l’historie, según me enterara en el Internet, como también averigüé que se citaban las siguientes obras representativas de ucronías en la ciencia-ficción: El hombre en el castillo de Philip K. Dick, en la cual se narra cómo el eje ha ganado la guerra. Pavana de Keith Roberts, una sociedad inglesa regida por la Iglesia Católica y la Inquisición. Lo que el tiempo se llevó de Ward Moore, en la cual el Sur ha ganado la Guerra a la Unión y recientemente Antihielo de Stephen Baxter, en la que el descubrimiento del antihielo, una sustancia extraña, hace avanzar la tecnología del siglo XIX. Yo entonces me dije: ¡Carajo! “Seva”, el famoso y controversial cuento de Luis López Nieves, es por lo tanto, el mejor exponente de la literatura ucrónica de Puerto Rico.

“La verdad de las mentiras” ha llamado Vargas Llosa a su última incursión en la crítica literaria y no puedo más que pensar en el término ucronía mientras me detengo en ese título, porque sin duda de eso se trata, de hacer de una verdad una mentira, con la excelencia onírica de la buena narrativa. “Una narrativa que desafía las barreras entre la verdad y la ficción” ha mencionado alguna vez la Dra. Estelle Irizarry sobre Seva; una “leyenda polémica de la verdad con su mentira” ha dicho Armas Marcelo. Y así como lo indicara la Dra. Carmen A. Sierra, de la Universidad de Madrid, “Seva surge del vacío histórico de nuestro pueblo.” Fue creada a partir de un hecho histórico que llenaba de inconformidad a un sector dentro del cual se identificaba el autor, por lo que se dio una torcedura a la historia y se creó el rellenado en prosa epistolar.

“Cuando se escribe sobre la biografía de un pueblo, la historia de éste es también la de sus deseos”, se expresó mi maestra de español en la Universidad de Puerto Rico, la Dra. Áurea Maria Sotomayor, cuando escribía para El Mundo. Entonces no puedo más que concluir que “Seva” es la ucronía hecha cuento puertorriqueño.

Adicionalmente, leyendo la novela El código Da Vinci, de Dan Brown, convertido en controvertible best seller, no he podido más que pensar que ésta sigue la misma línea de utopías de tiempo tan fuerte que hasta existe un segmento social que la ha adoptado como verdad ineludible o hecho infalible. En ella, “un conservador del museo del Louvre es asesinado, pero antes de morir consigue dejar unas pistas a su nieta y un investigador americano, descubriéndose que él formaba parte de una antigua sociedad secreta llamada El Priorato de Sión. Este secreto supone una amenaza para la concepción presente de la humanidad. Lógicamente, la Iglesia católica se habría esforzado durante estos últimos dos mil años en proteger tal secreto”. El argumento de esta novela se basa en afirmar que Jesús estuvo casado con María Magdalena, con la que tuvo una hija. Este hecho habría sido supuestamente silenciado por la Iglesia a lo largo de los siglos, mediante asesinatos y guerras. La hipótesis ha sido seguida por muchos detractores del cristianismo que parecen encontrar más fiable esta “novelilla” que siglos de investigación bíblica.

Sin embargo, si no nos alejamos demasiado, recordaremos cómo “Seva” también en su momento fue aceptada por muchos como historicidad develada y realidad forzosa aunque en muchísimas ocasiones el propio autor explicara su versión sobre que era ficción. De ello se ha escrito: “Cuando el semanario Claridad se vio obligado a insistir en la aclaratoria hecha en la edición original de que aquel dossier era una obra de ficción, nadie quiso creerle ni al semanario ni al propio López Nieves. En programas de televisión, en cartas a la prensa, en entrevistas, López Nieves explicó hasta el cansancio cómo había concebido escribir una epopeya fundacional del orgullo patrio, y mientras lo hacía se apoderó de él una invencible depresión que sólo pudo conjurar urdiendo una ficción que narrase un hecho de armas que jamás tuvo lugar. (…) Puerto Rico en pleno decidió que, a despecho de las protestas del autor, los sucesos de “Seva” sí habían ocurrido realmente. Todavía en 1985 las calles de San Juan y los muros de Roosevelt Roads amanecían cubiertos de airados graffiti: “¡Seva vive!”.”

Curioso darse cuenta que también Brown se ha pasado el resto de su campaña publicitaria haciendo exactamente lo mismo; aclarando que El Código es de su invención y que nada de cierto hay en él, aunque muchos consideran que lo hace por miedo a los tentáculos invisibles de la Iglesia y el Opus Dei, paralelamente el mismo pensar que se conjeturó sobre López Nieves y los supuestos brazos incorpóreos del gobierno federal de la época.

De “Seva” se ha dicho tanto y casi todo controversial. Desde que había causado una gran conmoción y una terrible alarma, según lo expresado por algunos medios como Claridad y WPAB Radio, hasta que era la provocadora directa de enormes problemas y la causante de una de las mayores polémicas históricas, políticas y sociales de los últimos tiempos en Puerto Rico.

Lo mismo que se ha dicho de Brown de que sus “excéntricas presunciones se mezclan con hechos e investigaciones chapuceras”, o que “los errores, las invenciones, las tergiversaciones y los simples bulos abundan “también se dijo en su momento de “Seva”. En una airada manifestación llevada a cabo por el profesor Adolfo Jiménez en el periódico El Reportero, éste tilda la creación literaria de López Nieves como de “desafortunada”, “patraña fantástica y pseudoliteraria”, “engañifa con visos de investigación histórica y que es a la postre una burla y una falta de respeto al lector”. Otros han reprobado al cuento llamándole “engaño imperdonable”. Mario Alegre Barrios mencionó para las fechas en que se descubrió lo de “Seva”, algo así como que para “Luis López Nieves la Historia no existe o que, en el mejor de los casos, es un invento tan plural como personas hay dispuestas a escribirla”.

Considero entonces que existe un peculiar paralelo entre las creaciones de Dan Brown y Luis López Nieves a la hora de habernos expuestos Seva y El Código Da’Vinci respectivamente: la bien llamada “capacidad de sugestión de la literatura” se ha probado en ambas. La primera vez que leí sobre esta frase tan definitoria fue cuando la obra “Seva” fue propiamente aclamada hace unos años mientras Carmen Dolores Trelles de El Nuevo Día se manifestaba de ese modo sobre la misma.

Para aquellos tiempos en que “Seva” se declaró fenómeno, Consuelo Martínez Justiniano había mencionado también: “Durante mucho tiempo se ha diferenciado y separado la ficción de la historia. La ficción se ha definido como la invención que deja rezagada a la realidad para ponerse a la altura de los sueños; para crear un mundo ideal. (…) existe cierta imposibilidad para separar ambas realidades cuando se trata la ficción y la historia como elemento literario”. Mi elocución se basa en que es precisamente ese elemento literario en “Seva” lo que lo convierte en ucronía de la buena.

FIN


Referencias


Versión en Qubit


“Ucronías y un paralelo entre el fenómeno Seva y el Código Da Vinci”, Yolanda Arroyo, Ciudad Seva, 29 oct. 2004, ciudadseva.com.


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