Negra sombra de Rosalía de Castro
Poema comentado por Paz Díez Taboada
Negra sombra
Cando penso que te fuches negra sombra que me asombras, ó pe dos meus cabezales tornas facéndome mofa.Cando maxino que es ida no mesmo sol te me amostras i eres a estrela que brila i eres o vento que zoa.Si cantan, es ti que cantas si choran, es ti que choras i es o marmurio do río i es a noite, i es a aurora. En todo estás e ti es todo * Cuando pienso que te huyes, Si imagino que te has ido, Si cantan, tú eres quien cantas, En todo estás y eres todo, * Traducción de Juan Ramón Jiménez |
[Vide la magnífica versión de Luz Casal y Carlos Núñez: https://www.youtube.com/watch?v=gdnVZE5I8Os]
Rosalía de Castro publicó, poco antes de su muerte su último libro y el único escrito en castellano, En las orillas del Sar (1884), un poemario impregnado de total desolación, tristeza y melancolía al reflexionar sobre su experiencia personal, sobre el paso del tiempo inexorable, la angustia religiosa, el amor y la añoranza del paisaje gallego, pero ese tono elegíaco y pesimista está expresado con tal fuerza y perfección poética que solo por él está considerada como la más importante poeta española en castellano.
El resto de su poesía está escrito en gallego, Cantares Gallegos (1863) y Follas Novas (1880) y en este último aparece sin título el poema que comentamos.
La razón de la selección de un texto gallego -al que añadimos la excelente versión en castellano de Juan Ramón Jiménez- es por ser clave y el más famoso de la poeta gallega, al resumir con pleno acierto su concepto trágico y fatalista de la existencia.
Conocido como “Negra sombra”, fue musicado por el maestro Xoán Montés Capón, coétaneo de Rosalía, quien supo expresar con música todo el sentir del poema rosaliano hasta el punto de que la pieza se convirtió en el otro himno de Galicia.
Negra sombra, sin embargo, es la cercana imitación de unos versos pertenecientes al poema “El murmullo de las olas” del poeta gallego Aurelio Aguirre (1833-1858), amigo íntimo -y quizá algo más- de la poetisa desde la adolescencia y que se ahogó -¿accidente o suicidio?- en la playa de San Amaro (La Coruña) cuando tenía solamente veinticinco años. De esos versos tomó Rosalía el vocabulario, la métrica de versos octosílabos, la estrofa (romance), la rima asonante, la anáfora, la paranomasia y la vaguedad romántica. Pero, a pesar de esa innegable dependencia de una parte del poema de Aguirre, “Negra sombra” evidencia mucho mayor aliento creador, es decir, un profundo e intenso sentimiento personal expresado poéticamente con vigor y fuerza sorprendentes
En palabras de Carballo Calero, “la sombría belleza de la composición depende de dos elementos estéticos: la pujante e implacable omnipresencia de la sombra, por una parte; y su misteriosa indeterminación, por otra”.
Porque esa sombra, que por una parte inunda el alma de Rosalia sin dejarle un resquicio ni un escape y por otra la fascina o enajena, es un símbolo. y de la esencia del símbolo es la indeterminación, pues si en la metáfora hay una correspondencia clara entre el término real y el imaginario, en el símbolo la referencia al término real es borrosa, no específica y polisémica. Así pues, la pregunta ¿quién o qué es la negra sombra de Rosalía?, ha tenido muchas respuestas por parte de los estudiosos de la obra de la poeta gallega.
Para Victoriano García Martí la Negra Sombra tiene mucho que ver con el desaliento romántico: “se trata de la inquietud trágica que no nos abandona y que no se satisface dentro de los límites de la existencia”.
Para Domingo García Sabell, la Sombra rosaliana es “la conciencia existencial que lleva en su meollo toda la negrura potencial de la vida”.
Para Carballo Calero, la “sombra” es un mal recuerdo del pasado, un recuerdo que la tortura incansablemente, aludiendo al nacimiento ilegítimo de la poeta y a la triste infancia, alejada de su madre por conveniencias sociales y marginada en aquella sociedad puritana, porque Rosalía era hija ilegítima y no reconocida de una señora de familia hidalga venida a menos y de un sacerdote, y fueron las tías paternas quienes se hicieron cargo de la niña en los primeros años.
Para Fermín Bouza Brey, la sombra del poema representa “la saudade”, el dolor sombrío del alma gallega, acumulado durante siglos y que en el poema rosaliano halló forma definitiva.
Según Luz Pozo Garza, Rosalía simboliza en el poema las vivencias dolorosas y obsesivas de un amor frustado, instaladas en la raíz íntima del ser, como un maleficio contra el que es inútil luchar
Marina Mayoral ha rastreado las diferentes categorías de sombras, tan frecuentes y desperdigadas en la obra poética de Rosalía, para concluir que en este poema “se expresa de manera concentradísima la trayectoria espiritual de Rosalía ante el descubrimiento del dolor”, y así, “la negra sombra es el símbolo del dolor existencial.[…] La estrofa final expresa la toma de conciencia ante esa realidad omnipresente: «En todo estás e ti es todo». Con un solo verso -¡qué tremenda concisión!- resume las dos estrofas anteriores, que a su vez resumían un largo proceso espiritual. Y sin transición yuxtapone otra afirmación que resume un proceso no menos importante y dilatado: el Dolor, que es universal, se hace personal, individual en ella, se hace su dolor, se integra en su ser de forma indisoluble”.
En resumen, estamos, pues, ante un símbolo polisémico que apunta, sin poderse concretar más, a vivencias personales dolorosas, a la angustia existencial o a la melancolía, soledad o saudade omnipresentes e inconmensurables en el alma de la poetisa gallega. Lo admirable es que la expresión literaria ese este “dolorido sentir” es sumamente eficaz, aunque con extremada sencillez de recursos, próxima a la poesía popular por la asonancia monorrítmica y por la versificación octosilábica propias del romance.
Si nos hemos referido a los versos de Aguirre como un antecedente muy claro, “Negra sombra” también ha dejado detrás de sí fecundas influencias, como es el caso de esta composición poética titulada “Pena negra” del poeta también de Santiago de Compostela, José Barcia Caballero (1852-1923) que, como un eco, responde a la de Rosalía:
“Dende que tiven acordo / levo conmigo unha pena, / pena que sempre m’acode, / pena que nunca me deixa. / Por todos lados m’asalta, / en todas partes me lembra, / como sombra n’o camiño, / como verme n’a concencia. / Roime a-y-alma po-l-o día, / po-l-a noite roime n’ela, / xa desperto, xa durmindo, / nunca pasa, sempre aperta. / Eu non sei que-y-é esta cousa. / Eu non sei que pena é-y-esta / que me chucha, que m’acaba / como feitizo de meigas. […] (Rimas, 1891)
[“Desde que tengo recuerdo / llevo conmigo una pena, / pena que siempre me acosa, / pena que nunca me deja. / Por todos lados me asalta, / en todos se me recuerda, / como sombra en el camino / y gusano en la conciencia. / Me roe el alma de día, / por la noche roe en ella, / ya despierto, ya dormido, / nunca pasa, siempre alerta. / Yo no sé qué es esta cosa. / Yo no sé qué pena es ésta / que me sorbe, que me acaba / como hechizo de hechiceras. […] (Trad. Paz Díez Taboada)].
FIN