15 consejos sobre la escritura
C. S. Lewis
- Apaga la radio.
- Lee todos los buenos libros que puedas y evita casi todas las revistas.
- Escribe (y lee) siempre con el oído, no con la vista. Debes escuchar cada frase que escribas como si la leyeran en voz alta o hablada. Si no suena bien, inténtalo de nuevo.
- Escribe sobre lo que realmente te interesa, ya sean cosas reales o imaginarias, y nada más. (Ten en cuenta que esto significa que si solo te interesa escribir, nunca serás escritor, porque no tendrás nada sobre lo que escribir…).
- Esfuérzate por ser claro. Recuerda que, aunque al principio sepas lo que quieres decir, el lector no, y una sola palabra mal elegida puede llevarlo a un malentendido total. En una historia, es muy fácil olvidar que no le has dicho al lector algo que necesita saber; la imagen completa está tan clara en tu mente que olvidas que no ocurre igual en la mente del lector.
- Cuando abandones un trabajo, no lo tires (a menos que sea terriblemente malo). Guárdalo en un cajón. Puede que te sea útil más adelante. Gran parte de mi mejor trabajo, o lo que considero mi mejor trabajo, consiste en reescribir cosas que empecé y abandoné años antes.
- No uses máquina de escribir. El ruido destruirá tu sentido del ritmo, que aún requiere años de práctica.
- Asegúrate de conocer el significado (o los significados) de cada palabra que utilices.
- La forma en que una persona desarrolla un estilo es saber exactamente lo que quiere decir, y asegurarse que está diciendo exactamente eso. El lector, tenemos que recordar, no empieza sabiendo lo que queremos decir. Si nuestras palabras son ambiguas, se le escapará nuestro significado. A veces pienso que la escritura es como guiar una manada de ovejas por una carretera. Si está abierta alguna puerta hacia la izquierda o la derecha el lector, con toda seguridad, entrara por ella.
- Siempre trata de usar el lenguaje con el fin de hacer bastante claro lo que quieres decir y asegúrate de que tu oración no pueda significar otra cosa.
- Siempre es preferible la palabra simple y directa sobre una larga e imprecisa. No implementar promesas, sino cumplirlas.
- Nunca uses los sustantivos abstractos cuando los concretos son suficientes. Si quieres decir “Murieron más personas” no digas “Aumentó la mortalidad”.
- No utilices adjetivos que simplemente nos dicen cómo deseas que nos sintamos acerca de las cosas que estás describiendo. O sea, en vez de decirnos que algo es “terrible”, descríbelo de tal manera que nos aterre. No digas que fue ‘delicioso’, sino haznos decir ‘delicioso’ cuando hayamos leído la descripción. Nota que todas esas palabras (horripilante, maravilloso, espantoso, exquisito) es como decirles a tus lectores ‘Por favor, hagan mi trabajo por mí’.
- No utilices palabras demasiado grandes para el tema. No digas “infinitamente” cuando quieres decir “muy”; de lo contrario no tendrás ninguna palabra cuando quieras hablar de algo realmente infinito.
- No debemos, por supuesto, escribir ninguna cosa que halague la lujuria, el orgullo o la ambición. Pero no todos necesitamos escribir obras patentemente morales o teológicas. De hecho, el trabajo cuyo cristianismo es latente puede hacer tanto bien y puede llegar a algunos que una obra obviamente religiosa ahuyentaría. El primer propósito de una historia es ser una buena historia.