Desde la elevada cumbre
Do el gran Pirene levanta
Término y muro soberbio
Que cerca y defiende a España,
Un joven proscrito de ella
Tristes lágrimas derrama,
Y acaso tiende la vista
Por ver desde allí su patria,
Desde allí do a su despecho,
Llorando deja las armas
Con que del Sena al Pirene
Se lanzó por libertarla;
Y al ver la turba de esclavos
Que sus hierros afianzan,
De infame triunfo orgullosos,
Alejarse en algazara,
Solo entonces, contemplando
El suelo que ellos pisaran,
Y que aun torrentes de sangre
Recién derramada bañan,
En su rápida carrera
Volcando cuerpos y armas,
Se sienta en la alzada cima,
A un lado la rota espada,
Y al rumor de los torrentes
Y del huracán que brama,
Negra cítara pulsando,
Endechas lúgubres canta.
«Llorad, vírgenes tristes de Iberia,
Nuestros héroes en fúnebre lloro;
Dad al viento las trenzas de oro
Y los cantos de muerte entonad.
Y vosotros, ¡oh nobles guerreros!
De la patria sostén y esperanza,
Abrasados en sed de venganza,
Odio eterno al tirano jurad.»
Coro de vírgenes
«Danos, noche, tu lóbrego manto;
Nuestras frentes enlute el ciprés.
El robusto cayó: su sepulcro
Del inicuo mancharon los pies.
Enrojece ¡oh Pirene! tus cumbres
Pura sangre del libre animoso,
Y el tropel de los siervos odioso
En su lago su sed abrevó.
Cayó en ellos la gloria de España,
Cayó en ellas De Pablo valiente,
Y la patria, inclinada la frente,
Su gemido al del héroe juntó.
Sus cadenas la patria arrastrando,
Y su manto con sangre teñido,
Tardamente y con hondo gemido
Va a la tumba del fuerte varón.
Y el ajado laurel de su frente
Al sepulcro circunda llorosa,
Mientras ruge en la fúnebre losa,
Aherrojado a sus pies, el león.»
Coro de mancebos
«Traición solo ha vencido al valiente;
Sénos astro de triunfo y de honor,
Tú, que siempre a los déspotas fuiste
Como a negras tormentas el sol.»
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