A mi hado encomiendo mis sucesos, que ya de mi elección soy apartado; mi seso es muerto y vivos sus excesos, pues al principio me ha desamparado; a mis deseos ya no terné presos, mi buena voluntad hoy ha enfermado; yo voy do no querría el pensamiento, de cuanto puedo hacer soy descontento.
Como es el paralítico tullido, que puesto en pie no puede dar pasada, mas ante a su pesar lo veis caído y no es su voluntad cumplida en nada, soy yo, pues hago lo que no he querido, razón vence al querer, y si le agrada yo perderé el deleite y terné el pago, que ya sin corazón cuanto veis hago.
Así como la nao se da a los vientos y mientras va con ellos debatiendo los marineros tristes, descontentos, le dejan por do quiere y va corriendo, así es mi seso ya y mis sentimientos, con el querer del cuerpo combatiendo; determinar no osan quién lo mueva, y por do el apetito va lo lleva.
Ya el tiempo se pasó en que fui contento, y siempre sentí yo su acedo trago, mezclado con dolor contentamiento, creí ser rey, hallándome su esclavo; en sus males sin bienes hice asiento, aunque sin bien un mal jamás fue al cabo; por ellos tuve yo el morir por bueno: mal vive el que a hacer mal no pone freno.
¡Oh tú, amor, que tu poder extiendes de suerte que no puedo resistirte! Sal ya fuera de mí, di qué pretendes, pues mi voluntad huye de servirte. Tu gran orgullo contra mí lo enciendes; deja vivir a quien no ha de servirte: ¿qué movimiento vence el mal que tengo, pues de este falso amor me desavengo?
No muestra buena fin este mi hecho, y lleno de tristeza es lo presente; no estoy de lo futuro satisfecho, que ya su daño siento claramente; sufrillo he cierto yo si muy de hecho la que amo mira el mal que el alma siente, y sin se arrepentir de alguna suerte, y ansí terné deleite aun con la muerte.
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