¡Oh!, dichosa tal zagala que hoy se ha dado a un tal Zagal que reina y ha de reinar.
Venturosa fue su suerte pues mereció tal Esposo: ya yo, Gil, estoy medroso, no la osaré más mirar, pues ha tomado marido que reina y ha de reinar.
Pregúntale qué le ha dado para que lleve a su aldea. El corazón le ha entregado muy de buena voluntad. Mi fe, poco le ha pagado que es muy hermoso el Zagal, que reina y ha de reinar.
Si más tuviera más diera. ¿Por qué le avisas, carillo? Tomemos el cobanillo, sírvanos, deja sacar, pues ha tomado marido, que reina y ha de reinar.
Pues vemos lo que dio ella, ¿qué le ha de dar el Zagal? Con su sangre la ha comprado. ¡Oh qué precioso caudal, y dichosa tal zagala, que contentó a este Zagal!
Mucho le debía de amar, pues le dio tan gran tesoro. ¿No ves que se lo da todo, hasta el vestir y calzar? Mira que es ya su marido, que reina y ha de reinar.
Bien será que la tomemos, para este nuestro rebaño, y que la regocijemos para ganar su amistad, pues ha tomado marido, que reina y ha de reinar.
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