Abro el cigarrillo
como si fuera una hoja de tabaco
y aspiro con avidez
la ausencia de tu vida.
Es tan hermoso sentirte afuera,
deseoso de verme
y jamás escuchado.
Soy cruel, lo sé,
pero la jerga de los poetas es esta:
un largo silencio encendido
tras un larguísimo beso.