Agua, puro elemento, dondequiera abandonas tu mansión subterránea, hierbas verdes y flores de brillante color y plantas con sus bayas, surgiendo hacia la vida, adornan tu cortejo; y en el estío, cuando el sol arde, veloces insectos resplandecen y, volando, te siguen. Si falta tu bondad, resuella el bosque, y ciervo y cierva y cazador con su venablo, juntos languidecen y caen. No deja de sentirse en el alma turbada tu benigna influencia; y tal vez en la entraña marmórea de la tierra, donde sufren tormento espíritus que lloran gracia y bondad perdidas, tus murmullos apagan su angustia ya los tuyos mezclan sus dulces cantos.