Amé tiernamente a los más dulces amantes
sin que ellos jamás supieran nada.
Y sobre ellos tejí telas de araña
y fui presa de mi propia materia.
En mí había el alma de la meretriz,
de la santa, de la sanguinaria y de la hipócrita.
Muchos dieron un nombre a mi modo de vivir
y solo fui una histérica.