Pensad pues, tú, bella Guantera que mi alumna solías ser y tú, Blanca la Zapatera, que a vivir debéis aprender. Tomad a izquierda y a derecha -hombre que pase, Dios lo puso- que a la vieja se la desecha como moneda fuera de uso.
Y tú, bellísima Fiambrera que danzando quitas el sueño, y Guillerma la Tapicera: ¡los caprichos haced del dueño! Pronto este tiempo se irá lejos, feas seréis como un lechuzo, no serviréis ni a curas viejos, como moneda fuera de uso.
Tu, Juanita la Sombrerera: que ningún amor te detenga; tú, Catalina la Bolsera: no desprecies a aquel que venga; pues aunque yo, por recordarme, les sonrío a veces y azuzo sé que nadie vendrá a tomarme, como moneda fuera de uso.
Sabed, muchachas, que si estallo en tan triste llanto y profuso es que quien me requiera no hallo, como moneda fuera de uso.
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