Estrella brillante, quien fuera tan constante como tu no en solitario esplendor colgada arriba en la noche y observando, con eternos párpados abiertos como el eremita paciente e insomne de la naturaleza. las aguas ondeantes en su clerical tarea de ablución pura de las playas humanas de la tierra redonda o mirando sobre la nueva mascara caida de nieve sobre las montañas y las llanuras No– y aun así constante, aun sin cambio, almohadado sobre el pecho en maduración de mi amada sentir por siempre su suave respiración despierto para siempre en un dulce insosiego aun, aun escuchando su tierno respirar y asi vivir por siempre o desfellecer en la muerte.