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Cada idioma tiene una irresistible belleza…

[Poema - Texto completo.]

Yevgueni Yevtushenko

Cada idioma tiene una irresistible belleza.
Cada idioma tiene algo ofensivo,
obsceno.
Pero acariciar y bendecir es nuestra única tarea que hacemos
con cierta vergüenza.
Yo admiro la timidez
del que se sonroja pidiendo: “arrúllame”.
Para mi hijo de 15 años
no hay ni Stalin ni Beria.
Es tan ingenuo
aún cuando es un adolescente que parece un gigante.
Su cabeza de pelo revuelto está en Tulsa, Oklahoma,
y sus piernas en Siberia
como un bebé le ruega a su madre: “arrúllame mamá”.
Y cuando ella, medio dormida,
corrigiendo interminables trabajos,
muerta de cansancio,
batallando con los padres de sus estudiantes
que se disculpan de los malos trabajos de sus hijos,
ella me susurra como nuestro hijo menor: “arrúllame por favor”.
Y cuando la arrullo, yo también bastante cansado y con  poca energía,
descubro una primera cana en su pelo,
parecida a una delicada hebra que no había visto antes,
entonces recuerdo a mi propia madre
igual que un huérfano en el día de navidad,
quien ni siquiera pudo susurrar nunca al oído de su madre:
“arrúllame por favor”.
Monumento a mí

No quiero que en el futuro me erijan un monumento
si lo van a poner en una calle oscura, desierta y hedionda
en alguna parte de la Rusia inválida  del 4to Mundo,
pulverizada imperialmente primero su lado izquierdo
pero tratando de esconder su miseria con la mano derecha
en sus bolsillos llenos de agujeros
último animal domesticado  amarrado a una cuerda de piojos.

No deseo que en el futuro me erijan un monumento
aún si lo pusieran en un jardín de metales oxidados
allí donde nuestras gigantescas bananas rusas
son unos podridos y abollados misiles.

No necesito ningún monumento.
Lo único que quiero es que mi Patria regrese a mí.


2000


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