Casa digital del escritor Luis López Nieves


Recibe gratis un cuento clásico semanal por correo electrónico

Calila y Dimna – Introducción

[Cuento - Texto completo.]

Anónimo: Calila y Dimna

ESTE LIBRO ES LLAMADODE CALILA E DIMNA, EL CUAL DEPARTE POR EJEMPLOS DE HOMNES, E AVES, E ANIMALIAS

Introducción de Abdalla Ben Almocafa

Los filósofos entendidos de cualquier ley e de cualquier lengua siempre punaron e se trabajaron de buscar el saber, e de representar e ordenar la filosofía; et eran tenudos de facer esto. Et acordaron e disputaron sobre ello unos con otros, e amábanlo más que todas las otras cosas de que los homes trabajan, et placíales más de aquello que de ninguna juglería nin de otro placer; ca teníen que non era ninguna cosa de las que ellos se trabajaban, de mejor premia nin de mejor galardón que aquello de que las sus ánimas trabajaban e enseñaban. Et posieron ejemplos e semejanzas en la arte que alcanzaron e llegaron por alongamiento de nuestras vidas e por largos pensamientos e por largo estudio; e demandaron cosas para sacar de aquí lo que quisieron con palabras apuestas e con razones sanas e firmes; et posieron e compararon los más destos ejemplos a las bestias salvajes e a las aves.

E ayuntáronseles para esto tres cosas buenas: la primera, que los fallaran usados en razonar, e trobáronlos, según lo que se usaban, para decir encobiertamente lo que querían, et por afirmar buenas razones; e la segunda es, que lo fallaron por buena manera con los entendidos por que les crezca el sabor en aquello que les mostraron de la filosofía cuando en ella pensaban e conocían su entender; la tercera es, que los fallaron por juglaría a los discípulos e a los niños. Et por esto lo amaron e lo tovieron por extraña cosa, et quisieron estudiar en ello e saberlo; que cuando el mozo hobiere edad: e su entendimiento complido, e pensare en lo que dello hobiere decorado en los días que en ello estudió, e asmare lo que ende ha notado en su corazón, sabrá ende que habrá alcanzado cosa que es más provechosa que los tesoros del haber et sería atal como el home que llega a edad e falla que su padre le ha dejado gran tesoro de oro e de plata e de piedras preciosas, por donde le excusaría de demandar ayuda en vida.

Pues el que este libro leyere sepa la manera en que fue compuesto, et cual fue la entención de los filósofos e de los entendidos en sus ejemplos de las cosas que son ahí dichas. Ca aquel que esto non sopiere non sabrá que será su fin en este libro. Et sepas que la primera cosa que conviene al que este libro leyere, es que se quiera guiar por sus antecesores que son los filósofos e los sabios, e que lo lea, e que lo entienda bien, et que non sea su intento de leerlo fasta el cabo sin saber lo que ende leyere. Ca aquel que la su intención será de leerlo fasta en cabo, e non lo entendiere nin obrare por él, non fará pro el leer, nin habrá dél cosa de que se pueda ayudar.

Et aquel que se trabajare de demandar el saber perfetamente, leyendo, los libros estudiosamente si non se trabajase en facer derecho, e seguir la verdat, non habrá dél fruto que cogiere si non el trabajo e el lacerio.

El hombre que encontró un tesoro y es engañado por los cargadores

E será atal como el home que dijeron los sabios que pasara por un campo, e le apareció un tesoro, et después que lo hubo, vino un tal tesoro cual home non viera, et dijo en su corazón: “Si yo me tomare a levar esto que he fallado, e lo levare poco a poco, facerseme ha perder el gran sabor que he dello. Mas llegaré peones que me lo lieven a mi posada, et desí iré en pos dellos”. E fízolo así, e levó cada uno dellos lo que pudo levar a su posada, e feciéronlo desta guisa fasta que hobieron levado todo el tesoro. Et desí esto fecho, fuese el home para su posada e non falló nada, mas falló que cada uno de aquéllos había apartado para sí lo que levara, et así non hubo dende salvo el lacerio de sacarlo. Et esto por cuanto se acuitó, e non sopo facer bien su facienda por non ser enviso.

Et por ende, si el entendido alguna cosa leyere deste libro, es menester que lo afirme bien e que entienda lo que leyere, o que sepa que ha otro seso encobierto. Ca si non lo sopiere, non le terná pro lo que leyere, así como si home levase nueces sanas con sus cascas, e non se puede dellas aprovechar fasta que las parta e saque dellas lo que en ellas yace.

El ignorante que quiere pasar sabio

E non sea atal como el home porque decía que quería leer gramática, que se fue para un su amigo que era sabio, et escribióle una carta en que eran las partes de fablar, e el escolar fuese con ella a su posada, e leyóla mucho; pero non conoció nin entendió el entendimiento que era en aquella carta, e la decoró, e súpola bien leer. Et acertóse con unos sabios cuidando que sabía tanto como ellos, et dijo una palabra en que yerró. E dijo uno de aquellos sabios: “Tú yerraste en lo que decías, ca debías decir así”. Et dijo él: “¿Cómo yerré? Ca yo he decorado lo que era en una carta”. Et ellos burlaron dél por que non la sabía entender, et los sabios toviéronlo por muy gran necio.

Et por esto cualquier home que este libro leyere e lo entendiere, llegará a la fin de su entención, e se puede dél aprovechar bien, e lo tenga por ejemplo, et que lo guarde bien. Ca dicen que el home entendido non tiene en mucho lo que sabe nin lo que aprendió dello, maguer que mucho sea. Ca el saber esclarece mucho el entendimiento, así bien como el olio que alumbra la tiniebla, ca es la escuridat de la noche. Ca el enseñamiento mejora su estado de aquel que quiere aprender. Et aquel que sopiere la cosa e non usare de su saber, non le aprovechará.

El que se duerme mientras le roban

Et es atal como el home que dicen que entró el ladrón en su casa de noche e sopo el lugar donde estaba el ladrón, et dijo: “Quiero callar fasta ver lo que fará, e de que hobiere acabado de tomar lo que quisiere, levantarme he para gelo quitar”. Et el ladrón andudo por casa, e tomó lo que falló, et entre tanto el dueño dormióse; e el ladrón fuese con todo cuanto falló en su casa, et después despertó et falló que había el ladrón levado cuanto tenía. Et entonce comenzó el home bueno a culparse e maltraerse, e entendió que el su saber non le tenía pro, pues que non usara dél.

Ca dicen que el saber non se acaba si non con la obra. Et el saber es como el árbol, e la obra es la fruta; e el sabio non demanda el saber si non por aprovecharse dél. Ca si non usare de lo que sabe, non le tendrá pro. Et si un home dijese que otro home sabía otra carrera provechosa, e andodiera por ella diciendo que tal era, e non fuese ansí, haberlo hían por simple, et atal como el home que sabe cuál es la vianda buena e mala, e desí véncele la golosina e el sabor de comer, e come la vianda mala, e deja de usar de la buena. Et el home que más culpado es en facer las malas obras e dejar las buenas, así como si dos homes fuesen que serviese el uno al otro, e fuese el uno ciego, e cayesen amos a dos en un foyo; que más culpa habría el que tenía ojos que non el ciego en caer.

Et el sabio debe castigar primero a sí, e después enseñar a los otros. Ca sería en esto atal como la fuente que beben todos della e aprovecha a todos, et ella non ha de aquel provecho cosa ninguna; ca el sabio, después que adereza bien su facienda, mejor adereza a los otros con su saber. Ca dicen que tres maneras de cosas debe el seglar ganar e dar: la primera es ciencia, la segunda riquezas, e la tercera codiciar de facer bien. Et non conviene a ningún sabio profazar de ninguna cosa, faciendo él lo semejante ca será atal como el ciego que profazaba al tuerto.

Nin debe trabajar provecho para sí por dañar a otro, ca este atal que esto feciese sería derecho que le aconteciese lo que aconteció a un home.

El que queriendo robar a su compañero, resultó robado

Et dicen que un especiero tenía sísamo, él e un su compañero, cada uno dellos tenía una bujeta dello, e non lo había en toda esa tierra más de lo que ellos tenían. Et el uno dellos pensó en su corazón que furtase lo de su compañero, et puso una señal sobre una bujeta, en que estaba el sísamo de su compañero, por que, de que viniese de, noche a lo furtar, que la conociese por la señal. Et puso una sábana blanca encima dello por señal. Et descobrió esto que quería facer a un su amigo, por que fuese con él de noche a lo furtar. Et el otro non quiso ir con él fasta que le prometió de darle la meatad dello.

Et después su compañero vino, e falló la sábana cubierta sobre su sísamo, et dijo: “Verés qué ha fecho mi compañero por guardar mi sísamo de polvo; púsole esta sábana, et dejó lo suyo descobierto”. E dijo: “Mas razón es que esté lo suyo guardado que non lo mío”. Et quitó la sábana e púsola sobre el sísamo de su compañero. E después que fue de noche venieron su compañero e el otro a furtar el sísamo. Et andudo catando e atentando fasta que topó en la señal que tenía puesta; et entonce tomó el sísamo que estaba debajo, pensando que era lo de su compañero, e era lo suyo, e dio la meatad dello a aquel amigo que entró con él a lo furtar. Et luego, cuando fue de día, venieron él et su compañero amos a dos a la botica. Et cuando vio que el sísamo que levara era lo suyo, calló e non osó decir nada, ca tovo que en saberlo su compañero era mayor pérdida que el sísamo.

Et pues el que alguna cosa demanda, debe de demandar cosa que haya fin et término que fenezca; ca dicen que el que corre sin fin, aína le puede fallecer su bestia. Et es derecho que non se trabaje en demandar lo que término non ha, nin lo que otro non hubo ante que él, nin se desespere de lo que puede ser e puede haber. E que ame más el otro siglo que a este mundo; ca quien ama a este mundo poca mancilla ha cuando se parte dél. Et dicen que dos cosas están bien a cada un home: la una es religión e la otra es riqueza. Et esto semeja al fuego ardiente que toda leña que le echan arde mejor.

Et el entendido non se debe desesperar nin desfiuzarse; ca por aventura será acorrido cuando non pensare.

El pobre que se aprovecha de lo que robaban

Et esto semeja a lo que dicen que era un home muy pobre, e ninguno de sus parientes non le acorrien a le dar ninguna cosa. Et seyendo así una noche en su posada vio un ladrón. Et dijo entre sí: “En verdat non hay en mi casa cosa que este ladrón tome, nin pueda levar. Pues trabájese cuanto podiere”. Et buscando por casa qué tomase, vio una tinaja en que había un poco de trigo. Et dijo entre sí: “¡Par Dios!, non quiero yo que mi trabajo vaya de balde”. Et tomó una sábana que traía cobierta, e tendióla en el suelo, e vació el trigo que estaba en la tinaja en ella para lo levar. Et cuando el home vio que el ladrón había vaciado el trigo en la sábana para se ir con ello, dijo: “A esta cosa non hay sufrimiento. Ca si se me va este ladrón con el trigo, allegar se me ha mayor pobreza e fambre; que nunca estas dos cosas se allegaron a home que non lo llegasen a punto de muerte”. Et desí dio voces al ladrón, et tomó una vara que tenía a la cabecera del lecho, e arremetió para el ladrón. Et el ladrón, cuando lo vio, comenzó a fuir, e por fuir cayósele la sábana en que levaba el trigo, et tomóla el home e tomó el trigo a su lugar.

Mas el home entendido non debe allegarse a tal ejemplo como aquéste, et dejar de buscar e facer lo que debe para demandar su vida; nin se debe guiar por aquellos a quien vienen las aventuras sin albedrío de sí o trabajo; ca pocos son los homes que trabajan en demandar las cosas en que alleguen grandes faciendas. Ca todo home que entendimiento haya, e pune que su ganancia sea de las mejores e de las más leales, que esquive todas las que probó trabajosas e le fecieron haber cuidado e tristeza. Et non sea tal como la paloma que le toman sus palominos e gelos degüellan e por eso non deja de facer otros luego. Ca dicen que Dios, cuyo nombre sea bendicho, puso a toda cosa término a que home llegue. Et el que pasa dellas es atal como el que non llegó a ellas, ca dicen que quien se trabaja deste siglo es la su vida contra sí, et al que se trabaja deste siglo e del otro es su vida a par de sí o contra sí.

E dicen que en tres cosas debe el seglar emendar en la su vida: et afiar la su ánima por ella, la segunda es por la facienda deste siglo, e por la facienda de su vida e vivir entre los homes. Et dicen que algunas cosas hay en que nunca se endereza buena obra: la una es gran vagar; la otra es menospreciar los mandamientos de Dios; la otra es creer a todo home lisonjero; la otra es desmentir a otro sabio. Et el home entendido debe siempre sospechar en su asmamiento e non creer a ninguno, maguer verdadero sea, e de buena fama, salvo de cosa que le semeje verdat; et cuando alguna cosa dudare, porfíe e non otorgue fasta que sepa bien la verdat. Et non sea atal como el home que deja la carrera e la ha perdido, e cuanto más se trabaja en andar, tanto más se aluenga del lugar donde quería llegar; et es atal como el home que le cae alguna cosa en el ojo, e non queda de le rascar fasta que le pierde; ca debe el home entendido creer la aventura, et estar apercebido, e non querer para los otros lo que non querría para sí.

Pues el que este libro leyere piense en este ejemplo, et comience en él. Ca quien sopiere lo que en él está, escusará con él otros, si Dios quisiere.

Et nos, pues leemos en este libro, trabajamos de le trasladar del lenguaje de Persia al lenguaje arábigo, e quisimos e tovimos por bien de atraer en él un capítulo de arábigo en que se mostrase el escolar dicípulo en la facienda deste libro; et es esto el capítulo.



Más Cuentos de Anónimo: Calila y Dimna