A veces la vida me quiere estallar en canciones de angustia inesperada!
Yo quisiera quedarme en el secreto de mis penas punzantes como estrellas, pero mi alma no puede alcanzar el silencio del poema sin palabras, y salta por mis labios hecha polvo de vibraciones íntimas.
Hay una sola puerta abierta en el camino a donde va mi vida desconocida de sonrisas. Me echo a buscar su rastro, como si el cosmos se hubiese concentrado en su energía y hasta ella fuese mi emoción hecha pedazos de mariposas destrozadas.
Mi emoción rueda ahora por una de esas islas salvajes de dolor. Me he sentido llegar allí donde se mueren las canciones felices, y el dolor se da cita con la pintura transparente del cielo.
Me duele aquella rosa prematura que se cayó en mis ojos herida por los pétalos rosados; y la última mirada de una novia del aire que se murió de castidad al sentirse de carne para el beso del hombre.
Sangra en el dolor del atardecer caído en mis espaldas la pena del crepúsculo que no volverá a enamorar la margarita pálida del bosque.
Solloza de misterio en mi vuelo de nube una gota de lagrima que se subió al espacio llevada por una espiga de rocío.
Todo el dolor que rueda en el instante abandonado viene a danzar su ritmo en mi carne atormentada de ansiedad cósmica.
Y la emoción me estalla en canciones inútiles, dentro de este espejismo de grandeza de donde parte, minúscula, mi sombra…
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