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Caracterización directa:

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Luis López Nieves

Hay dos maneras de caracterizar a un personaje: de forma directa o indirecta. Esta nota es sobre la caracterización directa. (Véase aquí mi nota sobre la caracterización indirecta.)

“Caracterización” es la técnica por medio de la cual decimos cómo es un personaje, cuál es su personalidad, su carácter. No se trata de descripción física. Los escritores principiantes a veces confunden caracterización con descripción. Si un hombre es alto, delgado, pelinegro y de manos grandes, esto no tiene nada que ver con su personalidad. Asimismo, el hecho de que una mujer sea bella y rubia tampoco define su personalidad.

Cuando caracterizamos no decimos cómo es el físico de la persona, sino su mente o personalidad.

Ahora bien: la caracterización directa es la más sencilla. Solo decimos cómo es el personaje. Veamos dos ejemplos. El primero lo he tomado del primer párrafo del cuento folclórico “Juan Sinmiedo“:

Érase un padre que tenía dos hijos, el mayor de los cuales era listo y despierto, muy despabilado y capaz de salir con bien de todas las cosas. El menor, en cambio, era un verdadero zoquete, incapaz de comprender ni aprender nada, y cuando la gente lo veía, no podía por menos de exclamar: «¡Este sí que va a ser la cruz de su padre!». Para todas las faenas había que acudir al mayor…

El cuento usa caracterización directa porque dice de manera explícita que el mayor de los hijos era “listo y despierto, muy despabilado y capaz de salir con bien de todas las cosas”. Y dice con claridad que el menor es “un verdadero zoquete, incapaz de comprender ni aprender nada”. O sea, el narrador nos explica cómo son las personalidades (no el físico) de estos dos personajes.

Veamos otro ejemplo. Es el comienzo de la versión de Charles Perrault del cuento folclórico “La Cenicienta“:

Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.

Otra vez tenemos a un autor que nos dice, en el comienzo mismo, que la segunda esposa de su personaje es “altanera y orgullosa”, que las hijas de la mujer son iguales (“por el estilo”), y que la hija del hombre es de “una dulzura y bondad sin par”, que había heredado de su madre.

En esto consiste la caracterización directa. Es cuestión de informar, de manera directa, cómo son los personajes. No los hemos visto actuar todavía. No somos testigos de cómo son ni de qué cosas dicen o piensan. Lo creemos porque el narrador nos lo ha dicho. No lo ha mostrado.

En la nota dedicada a la “caracterización indirecta” compararé ambas técnicas y diré cuál es la preferible. En esta dirección puedes ver mi nota sobre la “caracterización indirecta“.

FIN


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