Hoy no vengas a verme.
Si entreabriera la puerta,
no reconocerías mi cara.
Porque hoy estoy de refacción completa,
de balance anual,
de gran lavado.
Ensayo general de fin del mundo
en un microcosmos.
Con cepillo de acero
friego el cuerpo hasta el hueso.
Saqué la piel, está colgada aquí al lado,
las entrañas desnudas humean,
vibran las costillas desnudas,
y llega el juicio,
el altísimo alto tribunal
viene a juzgar con paso vivo.
Todas las sentencias son:
culpable.
Juzga el cerebro y los ojos extraídos de
la calavera,
a la pecadora desnudez de la pelvis
y a los dientes sin encías,
a los pulmones impuros, a las perezosas
tibias.
Oh, sí, me esfuerzo mucho,
con cepillo de acero
friego el cuerpo hasta los huesos,
los huesos hasta la médula.
Quiero estar más limpia que un hueso.
Quiero estar limpia
como la nada.
Juzgo, ejecuto las sentencias,
tirito de espanto,
la rea y el verdugo atareado.
Hago balance, transpiro
sudor de sangre.
Entonces, hoy no vengas a verme.
No compres flores. No tires el dinero.
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