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Cuento XXXVII – El conde Lucanor

[Cuento - Texto completo.]

Juan Manuel

Respuesta que dio el conde Fernán González a los suyos después de la batalla de Hacinas


Una vez volvía el conde de una batalla muy cansado, maltrecho y pobre; antes de que pudiera descansar, le llegó la noticia de que se preparaba otra nueva guerra. Muchos de los suyos le aconsejaron que descansara algún tiempo y que luego podría hacer lo que le pareciera más conveniente. El conde preguntó a Patronio su opinión sobre este asunto. Patronio le dijo:

-Señor, para que podáis hacer lo mejor y más conveniente, me gustaría mucho contaros la respuesta que dio una vez el conde Fernán González a sus vasallos.

El conde preguntó a Patronio qué les había dicho.

-Señor conde -dijo Patronio-, cuando el conde Fernán González venció al rey Almanzor en Hacinas, muchos de sus soldados murieron y muchos supervivientes e incluso él mismo recibieron graves heridas. Antes de que pudiesen curar, supo el conde que el rey de Navarra iba a atacar sus tierras, por lo que ordenó a los suyos aprestarse a luchar contra los navarros. Sus soldados le contestaron que los caballos estaban cansados, que ellos también lo estaban y que, aunque por esto no evitara entrar en combate, debía hacerlo porque él y todos los demás estaban malheridos, por lo que convenía esperar a que todos estuviesen curados.

»Cuando el conde vio que todos querían rehusar la lucha, valorando más la honra que el cansancio, se dirigió a ellos con estas palabras:

»-Amigos, por las heridas no abandonemos la empresa, pues las nuevas heridas, que ahora nos causarán, harán que nos olvidemos de las recibidas en Hacinas, frente al moro Almanzor.

»Al ver los suyos que al conde no le preocupaban ni el cansancio ni sus heridas por defender su honra y su tierra, marcharon junto a él. El conde y sus soldados ganaron esta nueva batalla y salieron muy victoriosos.

»Vos, señor Conde Lucanor, si queréis hacer lo que se debe para defender a los vuestros, vuestras tierras y ensalzar vuestra honra, nunca sintáis el dolor, las fatigas o los peligros, sino obrad de forma que los nuevos peligros y dolores os hagan olvidar los pasados.

El conde vio que este ejemplo era bueno, obró según el consejo de Patronio y le fue muy bien.

Y juzgando don Juan que este cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo los versos que dicen así:

Tened esto por cierto, pues es verdad probada:
que la holganza y la honra no comparten morada.

FIN



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