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Confundiéndose el agua del cielo, con el agua del mar…

[Poema - Texto completo.]

Carmen Conde

Confundiéndose el agua del cielo, con el agua del mar.
Nadándolas en el barco que avanzaba en el silencio
con enajenado éxtasis, con frenético empeño
de que nunca acabara, de que siempre estuviera allí,
conmigo, apretándome en vertiginoso rito,
las dos aguas gemelas, las dos aguas idénticas,
las dos eternas aguas puras en las que mágicamente
se desintegraba la luna.

Y hoy, radiante día de setiembre único,
¡alegría de las dos mares azules, una y dos en la misma,
orillas de «la Manga», ardiente de tierra!
que las retiene y separa, que las divide y las une
en la doble interminable «Junta» que es la clave
de este mar, tan íntimo y complejo.

Hoy, sí, las dos mares mías en su doble contacto,
en doble entrega alterna y unísona de ímpetu,
las dos mares amadas como si fueran una, la que son,
la mar enorme que es el cielo para todas las aguas,
con el sol y la luna, con el viento y la pesca;
con este ritmo volcánico, de socavado ardor
en dulce geología casi mística.

Noche y mañana del mar, día redondo y espeso
de sol y de fantasmas que resbalan por la luz azul
de una larga travesía en barco que se calla
para que yo escuche, mío, duro y compacto,
el pulso atroz, delicadamente lleno,
de un mar de sol, de un mar de luna;
de un soñar o recordarse en el sueño,
de un vivir o quemarse en la luz…

Tú, tú, siempre tú, el ajeno y nuestro a toda hora,
limpio y fragante, oloroso y ligero, recio y poblado,
¡todo un universo dentro del fanal sin posible evasión
que es el voraz abrazo de esta tierra!


Los poemas de Mar Menor, 1959


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