Cuando niño, me han dicho que tenía
Mi madre la elegancia del bambú
Regalando frescura y melodía…
Yo jamás conocí la madre mía
Que habrá sido inefable como tú.
Desdichada de amor, ella habría sido
Azulada torcaza de ITAYBÚ
Que con pajas de olor me tejió el nido.
Y… se murió de sed cuando he nacido.
Susana se llamaba como tú.
Los ojos de un azul inigualado,
Tajadita la boca de URUCÚ,
El cabello en resol, todo rizado…
Yo nunca a mi mamá, nunca he mirado,
Quién sabe… si… quién sabe no eras tú.
La ilusión, con piedad siempre infinita.
Le dio a mi desnudez chal de tisú…
Yo no aprendí a decir: “papá” “mamita”,
¡Y hoy mi madre en tus ojos resucita!
¡Te reconoce el alma! ¡Tú eres tú!
Huerfanito de luz, ciego del arte
Me dio miedo el gemir de URUTAÚ.
¡Tuve miedo de noche al no encontrarte!
Mamá: mi corazón se parte,
Cántame el arrorró que sabes tú.