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Culpable de ser un hombre

[Poema - Texto completo.]

Carmen Soler

Culpable de no estar muerto.
¡De caras a la pared!
(¡A ver si miran el cielo!)
¡Manos sobre la cabeza!
(¡No sea que empuñen viento!)
Y el hombre que está desnudo
sin afeite y sin espejo,
desnudo frente a sí mismo
solo con su entendimiento
sin conocer los repliegues
de todos sus recovecos
camina sobre las brasas
erguido sobre su miedo.
La picana va buscando
lo más sensible del cuerpo.
Una horda de alacranes
clava aguijones eléctricos.
Se retuerce, baila, salta
un monigote grotesco.
Una garganta de perros
desgarra gritos violentos
y una lengua azul se enrosca
sobre su propio silencio.
Sumergen en la pileta de agua
con excrementos.
Se ahoga, se va, se afloja,
lucha, vuelve, aspira el cielo,
forcejea, se abandona
sin barreras en el cuerpo.
Extrañas flores de luces
estallan en el cerebro.
El torturador “trabaja”
los puntos para su ascenso.
Los potros de ancas oscuras
tiritan como en invierno.
No sé si ustedes conocen
ese tiempo de los presos
cuando se vuelve a la vida
nadando en el propio sueño
sobre un cuerpo que parece
que fuera y no fuera el nuestro;
alejándose y volviendo
por corredores secretos
hasta encontrar un hilito
que nos sujete en el suelo.
¡Y ese orgullo limpio y sano
que va dilatando el pecho!
Es que el hombre sabe entonces
que ha llegado su momento.
Ya conoce su medida,
pesa y valora defectos
se eleva sobre sí mismo,
afirma su pensamiento.
Que morir no es el problema
y sí vivir con acierto;
centinela de consignas
vigía de nuevos tiempos.
Calabozo de castigo,
dos metros por metro y medio.
¡Un espacio tan pequeño
con un sol rojo en el centro!



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