Un detalle me conmueve de la coronación,
En Bajaferne, de Juan Cantacuceno e Irene,
hija de Andrónico Assán.
Como teñían pocas gemas
(nuestro estado pasaba por gran pobreza),
usaron piedras falsas;
una gran variedad de vidrio policromo:
pedazos de cristal rojo, verde o azul.
Viéndolo bien, no hay nada indigno
ni humillante en ello; al contrario,
parecía una protesta triste
contra la maldad de los coronados.
Esos vidrios son el símbolo
de lo que se debe poseer;
de lo que es apropiado portar en la coronación
de Juan Cantacuceno e Irene,
hija de Andrónico Assán.