| Definitivamenteparece confirmarse que este invierno
 que viene, será duro.
 Adelantaronlas lluvias, y el Gobierno,
 reunido en consejo de ministros,
 no se sabe si estudia a estas horas
 el subsidio de paro
 o el derecho al despido,
 o si sencillamente, aislado en un océano,
 se limita a esperar que la tormenta pase
 y llegue el día, el día en que, por fin,
 las cosas dejen de venir mal dadas.
 En la noche de octubre,mientras leo entre líneas el periódico,
 me he parado a escuchar el latido
 del silencio en mi cuarto, las conversaciones
 de los vecinos acostándose,
 todos esos rumores
 que recobran de pronto una vida
 y un significado propio, misterioso.
 Y he pensado en los miles de seres humanos,hombres y mujeres que en este mismo instante,
 con el primer escalofrío,
 han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,
 por su fatiga anticipada,
 por su ansiedad para este invierno,
 mientras que afuera llueve.Por todo el litoral de Cataluña llueve
 con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas,
 ennegreciendo muros,
 goteando fábricas, filtrándose
 en los talleres mal iluminados.
 Y el agua arrastra hacia la mar semillas
 incipientes, mezcladas en el barro,
 árboles, zapatos cojos, utensilios
 abandonados y revuelto todo
 con las primeras Letras protestadas.
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