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Del caballero y el manzano

[Minicuento - Texto completo.]

Anónimo: Occidente

Movido por el remordimiento, un caballero que había cometido muchas vilezas se confesó ante un clérigo. Este le impuso, una u otra vez, penitencias que aquel no logró cumplir.

—¿Hay alguna penitencia que puedas cumplir? —le preguntó el clérigo.

—En mi finca hay un manzano que da unos frutos tan ácidos y miserables que jamás pude comerlos. Si estás de acuerdo, sea mi penitencia que durante mi vida no pruebe una sola de esas manzanas.

—Por todos tus pecados, te impongo que jamás comas a sabiendas los frutos de aquel árbol.

El caballero se marchó y estimó que no había tal penitencia impuesta. Pero el árbol estaba en un sitio en que el caballero podía verlo cada vez que entraba o salía de su granja. Ello siempre le hacía recordar la prohibición y, con el recuerdo, pronto sobrevino la más fuerte de las tentaciones. Un día, pasó por delante del árbol y contempló las manzanas. Entonces, extendiendo su mano hacia una manzana, ya volviendo a retirarla, pasó casi todo el día entre impulso y retroceso. La lucha contra el deseo fue, empero, tan dura que quedó yaciendo bajo el manzano con el corazón palpitante y murió.

FIN


Recopilado por Caesarius (siglo XIII)


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