Después de la guerra
[Minicuento - Texto completo.]
Elías CanettiLas verdaderas esperanzas, las que no tenemos para nosotros mismos, aquellas cuya realización no redundará para nada en beneficio nuestro, aquellas que tenemos listas para todos los demás, para unos nietos que no serán los nuestros, para los no nacidos… esas esperanzas sucumben ante las privadas: mostrándonos tan sensibles como nos sea posible, en contra de nuestra naturaleza íntima, pedimos perdón al hermano (aunque no le hayamos hecho nada, solo porque habríamos podido hacerle algo); bendecimos la tumba de la madre por haber muerto antes de esta guerra; buscamos conocidos que todavía estén vivos y sobre los demás circularán las historias más curiosas.
FIN

