Ejemplo del tercer consejero, del cazador y de las aldeas

Llegó el tercer consejero ante el rey, se arrodilló y dijo:

-Señor, cuando uno no presta atención a las cosas, puede causar un gran daño, como en el ejemplo del cazador y las aldeas.

El rey preguntó:

-¿Cómo fue eso?

El consejero respondió:

-Escuché que un cazador, mientras cazaba en el monte, encontró un panal en un árbol, lo tomó y lo guardó en un odre donde llevaba agua. Este cazador tenía un perro que lo acompañaba. Llevó la miel a un comerciante de una aldea cercana para venderla. Cuando abrió el odre para mostrarla, cayó una gota y una abeja se posó en ella. El comerciante tenía un gato, que saltó sobre la abeja y la mató. Entonces, el perro del cazador saltó sobre el gato y lo mató. El dueño del gato, furioso, mató al perro. El cazador, al ver muerto a su perro, mató al comerciante. Los de la aldea del comerciante llegaron y mataron al cazador. Luego, los de la aldea del cazador enfrentaron a los del comerciante, y se mataron unos a otros hasta que no quedó nadie. Todo por una gota de miel. Y, señor, te cuento esto para que no mates a tu hijo hasta que sepas la verdad, y así no te arrepientas.

FIN