El Asno y el Perro
[Minicuento - Texto completo.]
Jean de La FontaineDebemos prestarnos mutua ayuda; ley de la Naturaleza es esta. Un Asno burlose de ella, y es cosa extraña, porque el Asno suele tener buen natural. Iba por el mundo, en compañía de un Perro, grave y silencioso, sin pensar en nada, seguidos ambos por el amo común. El amo se durmió, y el Jumento pasose a pacer: hallábase en un prado lleno de apetitosa yerba. No había en él cardos, pero resignose por entonces a esta falta; no hay que ser tan exigente; no porque falte ese plato ha de desdeñarse un banquete. Nuestro Borrico supo, al fin y al cabo, prescindir de él.
El Perro, muerto de hambre, le dijo:
—Camarada, bájate un poco y tomaré mi almuerzo del cesto del pan.
No contestó palabra el Asno; perder un minuto era para él perder un bocado.
Instó el otro, y al fin respondiole:
—Aguarda, amigo mío, que el amo despierte, y te dará tu ración; ya no puede tardar.
En esto sale del bosque un lobo y dirígese a ellos: un tercer hambriento. Llama el Asno al Perro en su socorro; el Perro no se mueve, y al fin dice:
—Aguarda, amigo mío, que despierte el amo, y entretanto, echa a correr. Si el lobo te alcanza, rómpele las quijadas de un par de coces: para eso estás recién herrado.
Mientras el Perro así decía, el señor lobo estrangulaba al infeliz Borrico.
¿No hubiera valido más auxiliarse el uno al otro?
FIN