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El ordenador de la salud

[Minicuento - Texto completo.]

Slawomir Mrozek

De acuerdo con el consejo del médico, me compré un ordenador portátil de diagnóstico. Bastaba con conectarse a él y apretar unos botones para que del ordenador saliera un papelito con la valoración actual de mi estado de salud y de mi potencial existencial.

Me llevé el ordenador a casa, lo conecté y apreté los botones. Del ordenador salió un papelito: «¿Qué hace ese payaso todavía ahí?».

Adiviné que se trataba de mí, y no me gustó la forma en que se me dirigía. Llevé el ordenador a la tienda.

—¿No tiene otro mejor educado que este? —pregunté al vendedor.

—No se sorprenda, es un instrumento muy sensible. No es de extrañar que en casos desesperados reaccione sobrecargando la red.

—Es igual, no me gusta que me ofendan. ¿No puede ajustarlo un poco?

Pero lo único que conseguí fue que el ordenador se volviese irónico. El siguiente papelito con el diagnóstico decía: «¿Aún estás vivo?».

—Pedí que lo ajustaran —volví a reclamar en la tienda.

—Ya no se puede más —declaró el vendedor—. Apreté el tornillo hasta el tope.

—¿Y si se le da con un martillo…?

—Lo intentaré.

—¿A mí me quieres dar con un martillo, cadáver? —me espetó el ordenador.

Tiré el ordenador y me compré un espejo. Barato y fácil de manejar, siempre dirá si estoy sonrosado o pálido. Y, sobre todo, no insulta.

FIN


Nota: Este cuento también se ha traducido con el título “La computadora de la salud”.


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