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El pastor Lenio se lamenta de la frialdad de su amada

[Poema - Texto completo.]

Miguel de Cervantes Saavedra

¿Quién te impele, crüel? ¿Quién te desvía?
¿Quién te retira del amado intento?
¿Quién en tus pies veloces alas cría,
con que corres ligera más que el viento?
¿Por qué tienes en poco la fe mía,
y desprecias el alto pensamiento?
¿Por qué huyes de mí? ¿Por qué me dejas?
¡Oh, más dura que mármol a mis quejas!

¿Soy, por ventura, de tan bajo estado
que no merezca ver tus ojos bellos?
¿Soy pobre? ¿Soy avaro? ¿Hasme hallado
en falsedad desde que supe vellos?
La condición primera no he mudado.
¿No pende del menor de tus cabellos
mi alma? Pues ¿por qué de mí te alejas?
¡Oh, más dura que mármol a mis quejas!

Tome escarmiento tu altivez sobrada
de ver mi libre voluntad rendida,
mira mi antigua presunción trocada
y en amoroso intento convertida.
Mira que contra amor no puede nada
la más exenta descuidada vida.
Detén el paso ya: ¿por qué le aquejas?
¡Oh, más dura que mármol a mis quejas!

Vime cual tú te ves, y ahora veo
que como fui jamás espero verme:
tal me tiene la fuerza del deseo;
tal quiero, que se extrema en no quererme.
Tú has ganado la palma, tú el trofeo
de que amor pueda en su prisión tenerme;
tú me rendiste: ¿y tú de mí te quejas?
¡Oh, más dura que mármol a mis quejas!



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