| 
 ¿Poeta? No. Sobre el macizo idioma 
en que su huella el ideal estampa, 
domo mis versos cual el gaucho doma 
sus salvajes corceles en la pampa. 
Salta el mármol, fragmento por fragmento, 
al golpe del cincel que lo domeña, 
y luce al fin su forma el pensamiento; 
mas no la forma que el artista sueña. 
Intento a veces esculpir la espuma 
en que Venus emerge sonreída, 
y, aunque su torso la belleza esfuma, 
falta el nervio, la pasión , la vida. 
Mi estrofa, dura y desigual, rebota 
como el corcel del gaucho en la vertiente; 
ansío recobrarla y esta rota, 
y surge a chorros su perfume ardiente. 
Quiero la rima que solloce y cante; 
que exprese la nostalgia y el deseo; 
que quiebre le mode de Virgilio y Dante; 
que se burle de Pindar y Tirteo 
Y esa eterna maniática, que abreva 
siglos y siglos en la misma onda, 
no logra modular la nota nueva 
que a mis antojos íntimos responda. 
Ya no vivimos en los grandes días 
que poblaron las ninfas y los Hados: 
las ánforas de Chipre están vacías 
y los plintos de Atenas soterrados. 
Y en esta edad, y en siglo como este, 
partido en dos entre Mercurio y Marte, 
aun no asoma la fimbria de su veste 
la soberana encarnación del arte. 
De frente al sol, sobre el macizo idioma 
en que su huella el ideal estampa, 
domo mis versos cual el gaucho doma 
sus salvajes corceles en la pampa. 
  |